Paul Joseph Goebbels, nació en Rheydt (Alemania) el 29 de octubre de 1897. Hijo de una familia que sufría serias carencias económicas y enfermo desde pequeño, su infancia le marcó de por vida. Sufrió graves problemas pulmonares y poseía una deformidad congénita en su pie derecho. Su cojera le impedía realizar actividades deportivas, por lo que pasaba las horas leyendo libros de religión y filosofía.
Tras finalizar su doctorado en Filosofía en la Universidad de Heidelberg en 1921, empezó a trabajar en un banco en Colonia. Harto del bajo salario que recibía, decidió dejar su puesto de trabajo, entrando en una crisis existencial, que le llevó en muchas ocasiones a pensar en el suicidio, tal y como recoge su diario personal.
Tras fracasar como escritor, decidió afiliarse al Partido Nacional Socialista Obrero Alemán en 1923. Poseía un elevado nivel cultural en comparación con el resto de los simpatizantes, lo que le permitió convertirse en un referente rápidamente. A pesar de ello, Goebbels despreciaba a sus camaradas y estuvo a punto de abandonar el partido en varias ocasiones. Fue en ese momento cuando conoció a Hitler. Tras conocerlo escribió: "¿Quién es este hombre? Mitad plebeyo, mitad Dios. ¿El Cristo verdadero o sólo San Juan?". Goebbels se enamoró políticamente del discurso nacionalsocialista y comenzó a trabajar sin descanso por el partido. Apenas dos años y medio después de afiliarse, fue nombrado ‘’líder de zona’’ en Berlín.
Conforme más puestos escalaba, más crecía su odio hacia Goering, al cual definía como ‘’el seboso adicto de la morfina’’; Goering se refería a él como ‘’el enano cojo’’. La lucha entre ambos para obtener el afecto de Hitler, les persiguió hasta su muerte.
Excelente orador, Goebbels utilizó su inteligencia para cambiar el concepto que hasta entonces se tenía de la propaganda política.
En sus comienzos propagandísticos, los bolcheviques habían sido su referente, pero pronto se dio cuenta que el reparto de panfletos propagandísticos, había quedado anticuado y no obtenía el efecto que buscaba entre la masa. Comenzó a organizar mítines espectaculares, llevaba a los partidarios del partido de ciudad en ciudad para llenar los teatros donde se realizaban y siempre se preparaba una entrada triunfal para Adolf Hitler.
Comenzó a utilizar la radio, la televisión, la prensa, el teatro e incluso el cine, para propagar las ideas liberticidas del nacionalsocialismo.
Tan sólo cuatro años después de estar al frente de la labor propagandística, consiguió que el partido nazi obtuviera 107 diputados en septiembre de 1930 (cifra muy superior a los 12 diputados que obtuvieron en las elecciones de mayo de 1928), convirtiéndose en la segunda fuerza más votada, a sólo seis puntos del SPD socialdemócrata. En julio de 1932, el partido nazi, se convirtió en la principal fuerza política de Alemania, con el 37% de los votos y 230 diputados, sacando más de 16 puntos al SPD socialdemócrata.
Sin duda, el éxito del nazismo se debió en gran parte a Goebbels, sin él, posiblemente Hitler jamás habría alcanzado el poder.
El final del soñado ‘’Tercer Reich’’ del criminal y perverso Goebbels es bien conocido por todos (se suicidó con su mujer y sus hijos). Estas son las frases que mejor le definen:
-Mi reputación como orador se está extendiendo por toda Renania entre los partidarios del socialismo nacional y eso que nunca me preparo los discursos, me satisface improvisar.
-Adoro el contrato social de Adolf Hitler. Es una mezcla entre colectivismo e individualismo. La producción debe permanecer como un asunto entre particulares, las grandes corporaciones deben ser nacionalizadas.
-¿Qué significado tiene el cristianismo hoy en día? El socialismo nacional es una religión, de lo único que carecemos es de tradiciones y rituales.
En un día no muy lejano, el socialismo nacional será la religión de todos los alemanes. Mi partido es mi Iglesia.
-El partido necesita hacerse más prusiano, más socialista. Hitler confía en mí y me ha dado su apoyo.
-Finalmente hablamos del problema judío. En este punto el Führer se mostró tan decidido y resuelto como siempre. Los judíos tienen que desaparecer de Europa.
-La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas.
-Hitler ha firmado el pacto de no agresión con Moscú. ¡Es un éxito mundial! Los polacos se han envalentonado, pero pronto se verán ridículos.
-Berlín ha de estar libre de judíos. Es escandaloso que 78.000 judíos, puedan caminar a sus anchas por la capital alemana del Reich. Destruyen la apariencia de la ciudad. Las cosas cambiarán a mejor cuando tengan que llevar los distintivos. Librarnos de ellos será la única manera de resolver el problema.
-Me han enseñado una película propagandística de Roosevelt y Churchill. ¿Esta basura es a lo que los ingleses llaman propaganda? Protestan mucho pero no dicen nada. Somos infinitamente superiores a ellos.
-Nuestros actores dan una impresión demasiado burguesa. El cine alemán debe cambiar el mundo. No descansaré hasta que hayamos mejorado en este campo.
-He estado leyendo el libro de Churchill, ‘’Sangre, sudor y lágrimas’’. Demuestra una inteligencia inquietante y está muy bien escrito. No se puede negar que Churchill es un adversario que impone respeto; no es tan estúpido como lo era Chamberlain.