Bajo el lema ‘Letras africanas: escritores de tres continentes’, Boubacar Boris Diop (Senegal), Carlos Zanón (España) y Matías Néspolo (Argentina) participaron en un debate moderado por Antonio Lozano, y organizado por Casa África. El acto se enmarcaba en la 28 edición del Festival del Sur, en Agüimes, Gran Canaria.

El escritor habló de su propio trabajo -Murambi, le livre des ossements; Doomi Golo, y L’impossible innocence son algunas de sus obras-, y de la visión que los europeos suelen tener sobre África.

“La literatura es un posicionamiento en la  historia y no se puede hablar de ello en un plano o nivel comercial”, apuntó el escritor, que agregó: “Hay un error muy grande, que no se puede cometer y que se suele cometer, que es considerar África como un país. Esto sería como decir que España representa a Europa cuando sin embargo tiene su cultura propia que nada tiene que ver con otro país. “Hay que intentar cambiar la mentalidad de los europeos y de los asiáticos sobre África”, añadió Boubacar Boris Diop, que agregó: “Pero también hay que tener en cuenta que es así como piensan y que, por lo tanto, es como un juego complicado”.

“Para mí, hay que ir al encuentro de los demás pero a partir de la propia identidad, que en mi caso es la africana. Si queremos ser respetados, debemos hacerlo con la propia africanidad”, concluye.

En el caso de sus libros, el autor ha escrito en su lengua africana materna, pero también lo ha hecho en otros idiomas como el francés, y le han traducido en otros tantos, como es el caso del español.

“Mi literatura es muy particular y muy definitoria con respecto a mi propio país, pero es la experiencia, la mía, y son los amigos a la hora de las traducciones”, detalla, y reconoce que en el caso de al español, sus traducciones se deben a la labor y el empuje de Cása África y a Antonio Lozano, que es quien apostó por sus libros.

“Él ha sido determinante para mí”, remarca el autor.

“Cuando escribo en francés, el libro es traducido en París y acaba por ser conocido, pero en mi idioma maternal es diferente, es leído y publicado en Senegal, antes de publicarse en Francia, pero no se justifica dentro del contexto literario porque la mayor parte de la gente no habla ese idioma local”, sostiene.

El periodista ha hablado también antes de la conferencia de cómo el mundo reacciona ante crisis tan importantes como la de Siria. El autor acentúa que en este sentido, el antes y el después como conflicto bélico lo puso el genocidio de Ruanda en 1994. “Ahora pasa con Libia, con Sadam Husein. No se puede dejar hacer aquello, se está matando a toda la población”, apunta, y añade que aquello supuso un “antes y un después”.

“En Ruanda, 10.0000 personas murieron asesinadas cada día durante cien días y nadie se movió por esa causa. A partir de ese momento, hay dos realidades. “Lo que sucedió en Ruanda y la reacción de los occidentales, quienes han perdido totalmente su legitimidad moral y su credibilidad". "Ruanda marcó mucho históricamente”, concluye.