Según la última encuesta publicada por el CIS, pese a que el Partido Popular en intención de voto siga siendo el primero (27,3%), la agrupación liderada por Pablo Iglesias obtendría un cómodo segundo puesto en las próxima elecciones generales con un 23,9 %, y los Socialistas de Pedro Sánchez quedarían terceros con un 22,2 %, respectivamente siempre hablando en función de intención de voto.
Mientras que el Partido Popular se regodea con estos resultados, que pese al desgaste de ejercer el gobierno, la continua sangría del paro y los escándalos de corrupción de sus dirigentes, le permitiría ganar las elecciones- claro que sin mayoría- , y se enzarza contra su clásico rival, el PSOE, jactándose de su pérdida de votantes, Podemos sigue creciendo y está primero en las encuestas con un 19,3% en voto directo.
Significa que, entre otras cosas, y según estimaciones estadísticas (Cocina del CIS) ahora más de 1,8 millones de ciudadanos que votaban al PSOE se han pasado a Podemos.
También, y aunque resulte paradójico, Podemos habría captado algo más de 790.000 ciudadanos que en las últimas elecciones votaron a los Populares. También, siempre según el CIS, la agrupación que lidera Pablo Iglesias se habría reforzado con unos 682.000 votantes que antes confiaban su voto a Izquierda Unida, y también con algo más de 260.000 votantes que simpatizaban con UPy D, la agrupación de Rosa Diez.
Hasta aquí los números, ahora pasemos al análisis: después de la multitudinaria marcha de la agrupación Podemos (recordemos surgida después de las manifestaciones del 15 donde la ciudadanía reclamaba una mayor representación de sus políticos) del día 31 de enero donde ya no se manifestaba en señal de indignación o de protesta, sino más bien para demostrar que el cambio de la política, tal como hasta ahora se entiende en España, es posible.
A juzgar por las encuestas se han sumado a Podemos nuevos simpatizantes, futuros votantes, que no provienen precisamente de aquella justa indignación, sino que ven en Podemos un nuevo canal, tal vez todavía no contaminado por el poder, para expresar el fin del bipartidismo, exponer su desconfianza ante los políticos corruptos, tener esperanzas y soñar con que es posible que las cosas algún día puedan cambiar.
Nadie se atreve a decir si Podemos está preparada para gobernar. El espaldarazo de Grecia, con el triunfo de Tsipras, para lo malo y para lo bueno, funcionará como un "espejo" ( Aunque España es muy diferente de Grecia) para la sociedad española, sobre todo cuando desde los sectores más conservadores, Merkel , Troika y mercados financieros, harán todo lo posible para ponerle a los griegos las cosas muy difíciles.
Con respecto a la valoración de los líderes políticos de los partidos tradicionales las encuestas del CIS testimonian que a Mariano Rajoy un 61,6 % no le inspira ninguna confianza, mientras que Pedro Sánchez, un poco mejor valorado, no le inspira ninguna confianza al 35% de los encuestados. No se han realizado, o al menos yo no los he visto publicados, los datos sobre la confianza que a los españoles les inspira Pablo Iglesias, líder de Podemos, y sin embargo, a juzgar por la marcha del cambio y de las encuestas, pese a la novia y a la coleta, me parece que no le ha iría tan mal como a los otros candidatos valorados.