La premisa de Jojo Rabbit es sin duda llamativa, algo controvertida y hasta potencialmente ofensiva. Durante la Segunda Guerra Mundial, un niño alemán ha crecido con las enseñanzas de las Juventudes Hitlerianas y se comporta como un orgulloso nazi. Pero al encontrarse frente a frente con una niña judía no está seguro de qué debería hacer y recurre a los consejos de su amigo imaginario, ningún otro que el mismísimo Adolf Hitler.

Lejos de ser una cinta conflictiva, Jojo Rabbit ha sido enormemente reconocida en el mundo del cine, cosechando numerosas nominaciones para los Oscar: Mejor película, Mejor actriz de reparto (Scarlett Johansson), Mejor guión adaptado, Mejor diseño de vestuario, Mejor diseño de producción y Mejor montaje.

El pequeño Jojo, una parodia de un miembro de las Juventudes Hitlerianas

Todo es entusiasmo para el pequeño Johannes "Jojo" Betzler (Roman Griffin Davis), quien está a punto de asistir a un campamento de entrenamiento de las Juventudes Hitlerianas para aprender cómo ser un soldado, defender a la patria y llenar de orgullo a su ídolo máximo... el Führer. Allí Jojo estará con su mejor amigo, Yorkie (Archie Yates). Su mejor y, de hecho, único amigo: Jojo parece ser un niño bastante solitario, siendo su madre (Scarlett Johansson) la otra persona con la que tiene trato.

Jojo se la pasa todo el tiempo en su uniforme, saludando con un Heil Hitler a cada uno de los vecinos que se cruza y repitiendo todas las enseñanzas nazis.

Jojo tiene muy en claro que haría en caso de cruzarse con judío... hasta que eso sucede. Jojo conoce a una niña judía, Elsa (Thomasin McKenzie) y ahora deberá poner en práctica todo lo aprendido... o empezar a pensar por sí mismo.

Una comedia 'anti-odio' a través del humor

Para ilustrar el corazón de Jojo Rabbit quizás sirva poner como paralelo a otra película que toca un tema tan delicado como es este, pero desde un punto de vista más luminoso e inocente, como fue "La Vida es Bella".

Al igual que en Jojo Rabbit logra un buen balance entre el humor que intenta transmitir, la tragedia que significo la Segunda Guerra Mundial y la persecución judía (animándose a mostrar la cruda realidad, pero en la medida justa y necesaria) y el drama emocional de los personajes con los cuales es casi imposible no conectar.

Jojo Rabbit se burla, sí, pero no de la situación, ni mucho menos de sus víctimas, sino de los nazis y sus ideas muchas veces ridículas. Es a ellos a quien satiriza, y es justamente a través de los ojos de la inocencia de un niño donde vemos estas ideas, a quien obviamente le parecen completamente coherentes (en especial los consejos que Hitler, en el papel de su amigo imaginario, tiene para el), pero donde se visibiliza el sinsentido y el engaño que realmente eran. Jojo Rabbit está lejos de ser una película ofensiva o de tener esa intención, aunque no van a faltar aquellos que la critiquen por el solo hecho de tocar un tema sensible, aunque cabe reconocer que la cinta tampoco es tan arriesgada, pues hoy en día no hay nada políticamente incorrecto en criticar y burlarse del régimen nazi.

La película tiene un mensaje que va en contra justamente de no querer tocar temas "controversiales", proponiendo que gracias a la conversación y al debatir las ideas es que podemos reconocer y rechazar las malas, en vez de callar y volverlas tabú. El corazón de Jojo Rabbit es la historia del crecimiento de un niño, la lucha entre la ideología que le han metido en la cabeza (lo "familiar", el lugar donde uno se siente cómodo y seguro de sí mismo) y cómo esta choca con los sentimientos de amor que tiene por personas que, se supone, debería odiar.

Jojo Rabbit tiene un casting genial

Los niños actores suelen ser una apuesta peligrosa, ya que así como pueden resultar geniales, también puede ser terriblemente malos si los niños están muy "duros".

No es el caso de Jojo Rabbit. Roman Griffin Davis en el papel de Jojo tiene una actuación entrañable y creíble, con su inocencia, sus dudas y también sus enojos. Archie Yates, el regordete Yorqui, se roba todas y cada una de las escenas donde está presente, con un fantástico timing de comedia y una entrega de sus diálogos de manera totalmente seria que lo hace aún más gracioso.

Completando el cast infantil, Thomasin McKenzie hace muy bien de contrapeso para Jojo, siempre desafiando los ideales en los que él cree. En los adultos, Scarlet Johansson (quien en un principio pensó en rechazar el papel pensando que era una película ofensiva) y Sam Rockwell (en el papel del director del campamento) no desentonan y acompañan muy bien a los niños.

Rebel Wilson (asistente en el campamento) también suma con su sentido del humor.

El hombre detrás de Jojo Rabbit

Si alguien lo podía hacer bien era él, Taika Waititi. El director de Jojo Rabbit posee un interesante historial de obras con un humor algo bizarro (What We Do In The Shadows, Thor: Ragnarok) y no es nuevo trabajando con niños (Hunt for the Wilderpeople). Este hombre orquesta no solo dirige, también actúa y escribe (fue el autor del guion inicia de Moana) y en Jojo Rabbit hace absolutamente todo: el director, productor, guionista y actor. ¿Haciendo el papel de quién? Hitler, por supuesto.

Y sabiendo la controversia que iba a enfrentar, Taika va al frente con ideas muy claras. En su cuenta de Instagram publicó: "¿Qué mejor manera de insultar a Hitler que con un judío polinesio personificándolo?".

Jojo Rabbit es una comedia con mucho corazón que nunca intenta esconder la crudeza del contexto en el que se desarrolla, contando una historia simple pero efectiva. Sin ser la comedia más graciosa ni el drama más desgarrador, es una película entretenida para toda la familia.