Cada año acaban en el mar 8 millones de toneladas de residuos de plástico, existen más microplásticos en el mar que estrellas en la galaxia y, si sigue esta tendencia se cumplirá lo que ya dijo António Guterres: "En torno al año 2050 habrá más plásticos que peces".
La expansión y origen del plástico cada vez es mayor
El plástico como producto desechable vino en la década de los 50 para reinar de cierta comodidad nuestras vidas. Su facilidad de producción y bajo coste ha provocado su expansión por todos los lugares del planeta, incluidos los rincones más recónditos de la tierra.
Nuestras abuelas iban al mercado con su bolsita de tela, hacían su compra y metía cada producto en su bote de vidrio correspondiente ¿menos cómodo? Bueno, todo es acostumbrarse. A nosotros nos llegó la comodidad: "Le damos una bolsa de plástico que usará una vez y tirará, quizás, al lado del río después de una merendola de domingo". Allí se quedaba, y nosotros desde la ignorancia pensábamos que quizá eso era volátil. Y sí, claro que desaparecerá, dentro de unos cien o mil años más tarde, depende del producto. Mientras tanto, esa cantidad de plástico se ha ido haciendo un hueco en nuestro planeta, ha ido zampándose rincones de la tierra y generando islas de este material en el Pacífico, en el Índico y en el océano Atlántico.
Ni las islas remotas del Ártico permanecen intactas.
Las consecuencias del plástico son letales
Su apariencia ha engañado a los animales, que lo ingieren confundiéndolo con alimento. Su expansión y uso ha generado un impacto brutal en paisajes bellísimos. Se ha podido descubrirlo de primera mano. Vienen a la memoria algunas de esas espinitas que se te clavan en el recuerdo impregnando de cierto sabor agridulce el viaje.
Mi experiencia me ha hecho encontrar chubasqueros de plásticos despedazados entre las rocas de las cataratas Madakaripura en Indonesia, recoger botellas de agua en las islas Gili, y enfadarme cuando vi a una señora en su tumbona de colores en una playa de Nápoles mientras tiraba su botellita de Font Vella (versión a la italiana) al mar.
El plástico no desaparece, queda hecho añicos, pequeños trocitos que ingieren los animales que luego comemos. Aves intoxicadas o atrapadas entre las redes de ese material que apareció con la palabra comodidad y al que no supimos hacer frente con cierto control y raciocinio.
Soluciones frente al plástico
Sin embargo, siempre existe un suspiro de esperanza en medio de la vorágine. Por eso me niego a terminar este artículo con una voz de terror y negatividad. El ser humano tiene esa bonita capacidad de reinventarse (5 ideas creativas con botellas de plástico). Actualmente se están ideando opciones mucho más ecológicas de plástico y hay científicos trabajando en la producción de materiales a partir de productos vegetales comestibles como las cáscaras de arroz.
Se hacen batidas de recogidas de plástico en playas de todo el mundo, que muestran las ganas de cambio. The interceptor es otra de las grandes esperanzas, el barco recolector de basura y alimentado con energía solar que limpia los mares. Es capaz de recolectar 100.000 kg de basura en un día. Y la sociedad, la sociedad está cambiando y hay mucha más consciencia ecológica. Existen alternativas para no usar plástico y esto, esto es el verdadero impacto.
Si conseguimos disminuir su uso provocaremos una reducción en su producción y, por tanto, en su conquista por mar y tierra. Solo hay un planeta tierra y es injusto que los que vienen detrás no puedan disfrutarlo como hicimos nosotros mientras jugábamos en playas cristalinas sin latas ni botellas, con nuestros bocadillos de chocolate en la bolsa de mamá. Y qué bonito era todo. Qué bonito.