Principalmente en el periodo posterior a la revolución de 1879 se desencadenaron procesos sociales que influyeron sobre la cosmogonía ciudadana de las personas. Desde entonces los cambios tecnológicos, respaldados por el pensamiento científico, conservan en su espíritu la búsqueda de una especie de transgredir las tradiciones del pasado para hallar modos de mejorar el presente.
Son diversas las causas que hacen que nuestras sociedades sean progresivamente más individualistas
Desde 1860 las familias son cada vez más pequeñas, a partir de allí se experimentan cambios en las estructuras parentales tradicionales.
Esta fluctuación cultural conlleva a que se genere un lenguaje relacionado al individualismo que comienza a describir nuevas expresiones antes impensadas relacionadas a la libertad, al albedrío, al individuo y a la vida íntima.
Desde aproximadamente 1880 se empiezan a asignar nombres menos compuestos a los recién nacidos, esto apunta a una emancipación de los condicionantes heredados de la familia de nacimiento.
Con la expansión de los medios de conocimiento a diversas capas de la sociedad, y debido a la evolución tecnológica, se produjeron cambios sustanciales en las maneras de ver el mundo religiosamente. Por ejemplo el matrimonio deja de representar el fin último de la vida, ahora lo que se comienza a apreciar es el lujo y el placer.
Sin dejar el halo místico de las imágenes del templo, esta idea nueva logra desligarse ideológicamente del dogma proscrito y la obligación impuesta por la creencia. Lo aludido puede representarse con el espíritu reformador de la separación de la influencia de las religiones sobre los asuntos trascendentales en política, como uno de los proyectos democráticos principales para el desarrollo de las ciudades.
El espíritu racionalista data aproximadamente desde 1700 a 1950. Período adscrito a lo que se podría llamar “modernismo”, o una creencia profunda y altamente difundida de buscar lo nuevo y esto adquiere valor cuando mejora y cambia o “moderniza” los sentidos erróneos del pasado. Posterior al tiempo datado por los pensamientos y las distintas influencias ideológicas que conservan de antiguas y distintas corrientes ideológicas y hasta nuestros días, el concepto de racionalidad comienza a mutar conservando la luz particular de la circunstancia y los hechos relativos a la experiencia vivida y comprobada, esto en lugar de lo revelado por una “mano invisible”.
En este contexto la generalización pasa a ser una opción en lugar de norma imperativa
Grupos de científicos imparten duras críticas hacia las religiones, se desencadenaron debates alrededor de los asuntos éticos más polémicos como la planificación de la vida sexual, el aborto, la homosexualidad y demás situaciones que se visibilizan masivamente y a las que se les defiende según el sector ideológico que se representa.
La microfragmentación de la sociedad en las luchas ideológicas mediatizadas producen un campo propicio para cultivar el individualismo y la segregación social, no obstante la otra cara de la ideología reivindicadora de la subjetividad es el ostracismo y el descuido, en este punto es importante notar como maneras activistas de individualismo se diferencian de estados de despersonalización que se conllevan al vivir la individualidad sin propósito y un alto nivel de aleatoriedad entre las necesidades de la realidad y los intereses o más bien desintereses subjetivos del sujeto que actua en el presente.
La consecuencia de esto es una vida cargada de vicios y pereza.
Individualismo responsable: la faceta contraria al individualismo responsable es el individualismo cínico o indiferente. En lo que consiste este término es en que las personas abstraídas del medio colectivo, dejan de interesarse por el bien cívico, en contraste a esto entran a valorarse actitudes que siendo diversas de los modos de interacción y jovialidad necesarios para construir la cultura, dan paso a microculturas de todo tipo y posibilidades de intercambios culturales adquiridos en los artefactos tecnológicos de comunicación y difusión de contenido.
En medio de píxeles se blinda el la situación humana con virtualidad, la cruda realidad se maquilla tras una ética indolora y analgésica.
Con textura de luz programada en pantallas, se presenta la sangre y también el circo del hombre. En el teatro de la calamidad baila un bufón de mirada misteriosa y oscura.
Ser individualista y responsable
Un individualismo responsable consiste en la apropiación del papel social subjetivista en una cultura que favorece el desarrollo de la personalidad. La progresiva conformación del intelecto necesaria para hallar maneras en que el mundo propio aporte a los procesos de la colectividad, es un trabajo activo.
En las ciudades se viven situaciones difíciles
Por otro lado no podemos o tal vez no queremos interferir directamente en muchas de las causas sociales en la actualidad, sin embargo lo que nos deja la modernidad es ese mensaje de tomar el pasado como reflexión para emitir creaciones estratégicas de todo tipo a partir de lo existente para transformarlo..
Como personajes de la era individualista es necesario reaccionar o morir ante los tiempos difíciles, es evidente que los mecanismos de represión sociales siguen vigentes, muchas veces se nos discrimina por pertenecer a minorías o traer propuestas de vida alternativas.
Ser individualista es ir más allá, es apropiarse del conocimiento para construir el bienestar propio y poder hacer del compartir con semejantes el fin de la búsqueda del buen vivir cívico. Apreciando las diferencias y ampliando el lenguaje a través del conocimiento es que se tejen alianzas fuertes entre individuos. Ante todo los humanos, buscamos en las otras personas desde nuestros intereses, un apoyo para nuestra causa y en retribución nuestra cosmovisión aporta al crecimiento de la subjetividad ajena en el encuentro aleatorio de los seres durante el departir fraternal.
En este punto se evidencia la paradoja de la moral de la sociedad actual. Por un lado, alaba la subjetividad y el intimismo en el uso de una ética indolora y descomprometida con lo civil. Por otra parte, limita los humanos y los restringe a actuar en medio de parámetros que acogen los sectores devotos de ideologías reguladoras de la “natural perversidad humana de la cual hay que salvar el mundo por medio de la selección de los individuos considerados buenos o más dignos de vida”.
Ser individualista es la reivindicación con el propio ser, con la manera de actuar que permite desarrollar propósitos progresistas de integración en perspectivas subjetivas para formar sujetos activos hacia situaciones sociales en las que entran en juego rasgos comunes y concernientes a todas las esferas de instancia cívica y humana, tanto subjetiva como colectivamente, dentro de los ideales de la búsqueda del bien y la calidad de vida para la mayoría de personas.