Parece increíble, surrealista pero les aseguro que lo que les voy a contar a continuación es una historia totalmente real y que sucedió hace unos días en el aeropuerto de Madrid, Adolfo Suarez, concretamente en la terminal t4

Una familia cubana tras llegar a Madrid desde su país quiso abandonar al abuelo de la familia en el aeropuerto

La cosa sucedió de la siguiente manera. Tras contratar el servicio de PMR que se dedica como principal función a trasladar a incapacitados, personas mayores, enfermos, sordos, mudos o cualquier persona para la que les sea difícil trasladarse desde el aeropuerto al avión o del avión al aeropuerto, la familia se trasladó en un vuelo desde Cuba hasta el aeropuerto de la capital española.

Una vez allí y tal como el servició es contratado, un trabajador del aeropuerto estaba esperando en la puerta del avión con una silla de ruedas para recoger a la persona necesitada del servicio, en este caso el abuelo de la familia y con la finalidad de trasladarlo hasta la salida del aeropuerto, taxi, autobús o donde le dijeran las personas que contrataron el servicio.

La verdadera sorpresa del trabajador llegó cuando, una vez recogido el abuelo, pregunta a un familiar a dónde debe dirigirse con el pasajero en la silla. La respuesta que recibe es que la familia se dirige a Zaragoza, que van a coger un autocar de los que hay a la salida y con dirección a esa ciudad, pero que como no tienen dinero suficiente el abuelo se quede en el aeropuerto y que cuiden de él los trabajadores hasta que consigan dinero para volver a recogerle.

Ante la negativa del trabajador, el familiar insiste en que es su única opción y que en cuanto dispongan de dinero, volverán a buscar al abuelo.

¿Se han quedado con la boca abierta? Pues créanselo porque es cierto y sucedió tal y como acabo de relatarlo

El trabajador les dijo que no podían hacer eso, y que era totalmente imposible que el anciano se quedara en el aeropuerto, pero la familia insistía en que no podían llevárselo.

El trabajador del aeropuerto, contacta entonces con sus superiores que le indican que lleve al anciano hasta una determinada salida del aeropuerto y que ellos llamarán a la policía para que se acerque hasta el lugar y sean ellos los que se hagan cargo.

El trabajador hace lo que le ordenan. A partir de ahí no sabemos lo que pasaría con el abuelo, ni lo que la policía decidiría hacer, pero tan pronto como lo averigüemos se lo contaremos