El 11 de marzo, una vez más ha vuelto a ser una fecha trágica. Después de casi dos semanas desaparecido, el cadáver del pequeño Gabriel Cruz fue encontrado en el maletero de Ana Julia Quezada, pareja sentimental del padre del niño. Tras su detención, las redes sociales se incendiaron y España entera, tan diferente y variopinta, se volcó mostrando mensajes de cariño y apoyo hacia la familia; pero también mensajes cargados de odio hacia Ana Julia. Muchos de estos mensajes fueron machistas y racistas, del "las mujeres también matan" al "qué esperamos de una inmigrante de color".
Una vez más, la situación ha sido aprovechada por muchos y una vez más, hemos demostrado la inhumanidad del ser humano. Ya no importaba el pequeño Gabriel, importaba más el hecho de que hubiese sido “la negra”. Da igual el color de la piel de una asesina, porque, se trata de una asesina. En el caso de Ana Julia, una asesina que ha sido capaz de fingir y llorar la desaparición del hijo de su pareja, y posteriormente declarado ante la policía que lo había matado en defensa propia. Ella, de 43 años, a un niño de 8.
Prisión permanente revisable: ¿sí o no?
El Congreso debatirá mañana sobre la prisión permanente revisable. Mientras que PSOE, Podemos y PNV se muestras a favor de la derogación de dicha ley por “inconstitucional, injusta y ser una cadena perpetua encubierta”; Ciudadanos propone endurecer las penas y el PP la ampliación de la misma en casos concretos como violadores en serie, ocultación de cadáveres o secuestros que acaben en muerte del rehén entre otros.
Cabe destacar que tanto el padre de Diana Quer, como el de Marta del Castillo ven en la prisión permanente revisable “una medida de protección de los jóvenes”. Sin embargo, más de 100 catedráticos se han reunido hoy para la firma de un manifiesto que pide la derogación de dicha ley por ser considerada “antidemocrática” y “contraria al derecho de los presos de reinserción en la sociedad”.
Pero, ¿es capaz de reinsertarse en la sociedad la asesina con antecedentes de un niño de 8 años?
Por el contrario, está la auténtica lección que nos da la madre de Gabriel. En vez de mostrar ataques de rabia e ira, el pasado lunes pidió que no se hablase de odio en las redes sociales, ya que era algo que no representaba ni a su hijo ni a ella.
Pero no solo eso, en el funeral del pequeño, se dirigió a los medios de comunicación contando un cuento que le habían enviado a través de internet. "Gabriel no hay perdido, ha ganado porque ha desaparecido la bruja mala del cuento".
Gracias Patricia, porque a pesar de estar rota de dolor, has dado un halo de esperanza a un mundo inhumano que parece no tener límites de maldad.