El pasado día 17 de febrero, la cadena Amazon Studios estrenó la cuarta temporada de una de las producciones más discretas pero más innovadoras de la escena televisiva: Mozart in the Jungle. La serie –producida entre otros por Roman Coppola y ganadora hasta el momento de dos Globos de Oro- cuenta los desafíos, sinsabores y aventuras de una joven oboísta en su camino desde el anonimato a la Orquesta Filarmónica de Nueva York y está basada en la biografía de Blair Tindall -Mozart in the Jungle: Sex, Drugs, and Classical Music-. La historia describe, de manera concreta, la situación de una mujer en la dura ciudad estadounidense y todo lo que al ojo del público se esconde en la industria de la Música Clásica.
El camino de la protagonista en Mozart in the Jungle
Tras tres temporadas de esfuerzo y lucha, Hailey Rutledge está dispuesta a llegar a lo más alto y a descubrir un nuevo camino, no solo como oboísta, sino también como directora de orquesta. Así, a pesar de tener que lidiar con los consejos, observaciones y, de manera muy frecuente, críticas de los hombres de su alrededor (entre ellos su maestro, mentor y director de la orquesta, Rodrigo de Souza); Hailey consigue labrarse un camino propio en el que se ve forzada, constantemente, a tomar decisiones y asumir las consecuencias que estas le traen en un camino de crecimiento personal.
La evolución de los personajes femeninos en Mozart in the Jungle
En esta nueva temporada, el toque de distinción lo aportan las mujeres. Por ello, asistimos a un magnífico proceso de evolución que comienza con la protagonista pero que sigue con personajes como Gloria, la directora de la institución -decidida, férrea en las negociaciones, amante de la música clásica y con una voluntad inquebrantable para sobreponerse a la adversidad-; Betty, la antigua oboísta titular a quien la edad jugó una mala pasada pero que renace de sus cenizas o Cynthia, una violonchelista consagrada con problemas de muñeca que se ve obligada a tomar un descanso en su carrera.
En consonancia con el tono íntimo pero realista de la serie, todas tejen una red de apoyo tan fuerte entre ellas que son, de manera muy palpable y explícita, las que mantienen a flote la situación de manera continua; no dudando en enfrentarse a los problemas de un mundo tradicionalmente dominado por hombres, pero en el que han encontrado una ventana por la que integrarse.
En definitiva, si te apasiona la música clásica, quieres pasar un buen rato y no te molesta la gente que ve y habla con compositores ya fallecidos no puedes perderte la cuarta -y posiblemente la más feminista y reivindicativa- temporada de una de las mejores series que se emiten actualmente.