Verdades y mentiras sobre el concepto de Egoismo

¿ Te has parado a reflexionar, alguna vez, sobre el concepto de Egoísmo? ¿Las veces que has llamado a alguien egoísta? O por el contrario, ¿ las veces que te lo han llamado a ti?

Es posible que todos nos hayamos forjado una imagen, más o menos consensuada socialmente, sobre qué es el egoísmo, o mejor dicho, cómo actúa una persona egoísta. Lo sabemos porque ahí está. Es como esas cosas que no sabes que las sabes, pero las sabes. Pues con los conceptos y la interpretación de los mismos nos pasa igual.

Alguien los colocó ahí. Y nosotros lo asumimos como verdad. Por lo que, volvemos de nuevo al punto de partida, reflexionamos poco, asentamos mucho. Aunque no pasa nada. Estamos para desaprender una y otra vez, de este cuento llamado Sociedad.

Me he dado cuenta, que el concepto de egoísmo en sí, no es tan dañino como nos lo han hecho creer. Así es. Creo que al pobre concepto lo hemos estigmatizado como si de un demonio del mal se tratase, sin haberle realizado un juicio justo. Con esto no estoy diciendo que esté absuelta toda persona que haya sido egoísta. No es mi intención. Pero sí, creo que el egoísmo bien definido es la puerta hacia la verdadera libertad personal.

Siempre nos han dicho, y hemos dicho también, que una persona es egoísta cuando actúa en base a ella misma y no tiene en cuenta la situación de los demás, o lo que es lo mismo, que va a su bola.

Pero si lo piensas desde el punto de vista de la libertad, esa persona lo único que está haciendo es seguir su instinto, su deseo, su verdad. Y que de alguna manera, no le supone un obstáculo lo que los demás piensan, sientan o le digan. Puede que compartamos o no su decisión, puede que nos resulte más agradable o desagradable.

Pero así es.

Ahora bien, y con esto viene la matización del concepto. Una cosa es seguir nuestro camino sin tener en cuenta a nadie. Y otra cosa es la intención de hacerlo para dañar o herir a alguien. En este caso, no se trata de una persona egoísta, sino de una mala persona. Es ahí donde reside la diferencia. En la intención.

Si actúo movido por mis deseos, pero sin intentar herir a los demás, esa persona socialmente se le puede considerar egoísta, aunque con un matiz bien distinto.

Creo que hoy día, una persona egoísta es una persona valiente. Porque para ser quienes somos, es necesario muchas veces, dejar de seguir a la manada, al adoctrinamiento, y virar el timón hacia la búsqueda de nuestro propia verdad.

El miedo a que nos llamen egoístas o que lo piensen los demás, es el principal encarcelamiento al que nos sometemos. Se trata de una falta de libertad enorme hacia nosotros mismos. Vivimos en la sociedad del miedo. Y estos conceptos, como el egoísmo, son sin duda una forma de control absoluto. Aunque a veces no nos demos ni cuenta.

Si sentimos miedo a ser egoístas, entonces no actuamos en base a nuestra necesidad, entonces no decimos lo que pensamos, porque el miedo a qué pensarán o qué etiquetan me pondrán, se apodera de nuestra propia voluntad.

Si echamos un vistazo a la definición de egoísmo que encontramos por la red, se hace referencia al amor excesivo e inmoderado que una persona siente sobre sí misma y que la hace atender su propio interés. Por lo que, el egoísta no se interesa por el interés del prójimo.

Estamos ante una reducción simplista y barata del interés personal vs interés de los demás.

Desmontando falsos mitos sobre el concepto de egoísmo:

Error 1. Para ser feliz, primero tengo que estar bien con los demás

El verdadero amor debe nacer de uno mismo primero, para que lo que demos o mostremos a los demás sea de mejor calidad.

Si yo no me quiero, no me respeto, mi relación con mi entorno seguirá el mismo modus operandi, asumiremos relaciones que no están basadas en el amor real. De esas que podemos llamar tóxicas, de dependencia, tormentosas, y un sin fin de términos acuñados sobre este tema.

Me gusta verlo de este modo. Nuestra relación con los demás, es una proyección de nuestra relación para con nosotros mismos. Así de real es lo que lees. Si yo mantengo una relación sana y de amor real conmigo, entonces me considero merecedor de tener este tipo de relaciones en mi entorno. Y por tanto, en el momento que sienta que una persona no es lo que esperaba, pronto le diré adiós. Haciendo que el estado de postergación sobre la decisión, se reduzca considerablemente.

Fin.

La única forma de cortar por lo sano con las relaciones tóxicas, es siendo egoísta. Si nos dejamos llevar por el miedo, las dudas, el qué pensarán o qué reacción va a tener nuestra decisión, la caída será mayor. Porque entonces lo único que te estás haciendo es prolongar el sufrimiento. Puede que al principio ni lo notes, es como esa lluvia fina que no ves pero termina calándote a los huesos, pues con el sufrimiento pasa lo mismo.

Cuando permitimos que el sufrimiento esté presente en nuestra vida, sin darnos cuenta, nos vamos apagando poco a poco, porque cada día nos despertamos sabiendo que lo sabemos, que sabemos que esta persona no debería formar parte de mi vida, o que tal situación no me hace feliz, lo sabemos, claro que lo sabemos.

Pero no lo escuchamos. Es más fácil dejarse llevar por la inercia, poner la música más alta y ver más horas la televisión, así es el modo que hemos aprendido a acallar a nuestro conciencia, a nuestro Pepito Grillo.

Error 2: Si atiendo a mis necesidades, no atenderé a los intereses de los demás

Volviendo al concepto de egoísmo que hemos definido al principio. La segunda parte decía, que si una persona está inmersa en sí mismo, no puede atender a los intereses de los demás. Y por tanto, se considera una persona egoísta. Ya está. Etiqueta creada.

Esta definición me parece una auténtica basura. Sí. Lo escribo sin la intención de borrar después. Es una definición basura como tantos otros conceptos y creencias que hemos aceptado como válidas.

Y deberían estar desterrados en el olvido.

Es importante que entiendas que Tú puedes atender a las necesidades de los demás sin que ello, interfiera en las tuyas propias. Puedes hacer lo que quieras. Aunque te cueste mucho entender esto, es una gran verdad.

Cuando se llega al punto de falta de consenso y acuerdo entre ambas partes, Tú interés y el del otro, lo primero que debemos atender siempre es a escuchar nuestra propia voz, nuestro deseo. Luego la decisión que tomemos, deberá ser voluntaria, sincera y libre.

Es así. Aunque nuestra sociedad nos llame egoísta. Porque si no atiendo a mi verdadera voluntad, a mi necesidad vital, entonces no estoy siendo auténticamente yo, sino un aceptado social.

Con esto no estoy diciendo que hay que vivir ajenos a los demás, y sus necesidades. En absoluto. Somos seres sociales que convivimos en un entorno de convivencia conjunta. Lo entiendo y comparto. Sólo estoy diciendo que, mirar siempre hacia el mismo lado, es decir, todo para los demás, lo único que nos acarreará será una falta de pérdida hacia con nosotros mismos. Y esto, si que ataña gravedad.

Por tanto, deja de preocuparte porque te llamen egoísta. Y permítete serlo. Esto nos hace libres, nos hace ser más auténticos. Es el adoctrinamiento el que ha creado este concepto para que vivamos reprimiendo nuestros deseos, nuestro miedo a expresar nuestra propia voz, y vivamos nuestra propia vida a través de la aprobación o no, de los demás.

Tenemos derecho a ser felices. Es un derecho, aunque a veces se nos olvide. No le debes nada a nadie. Aunque a veces, sintamos que estamos en deuda con todo el mundo. Deja que esta actitud se despida de ti, porque entonces, llegará un momento de tu vida que hagas esta reflexión: “Que triste es empezar a vivir, en el momento justo que hay que dejar de hacerlo”.

La brevedad de la vida

Esta célebre frase la rescato de la obra de Séneca, La brevedad de la vida, donde reflexiona de manera brillante sobre cómo llegamos a malgastar nuestra vida en cosas superfluas. Y decía así: “No tenemos poco tiempo, sino que perdemos mucho. La vida es suficiente larga y somos nosotros quienes la acortamos”. Y añade: “Todo lo teméis como mortales, todo lo deseáis como inmortales”.

Siguiendo el planteamiento del filósofo romano, trata de recordar cuándo has sido firme en tu propósito, cuántos días transcurrieron tal como habías proyectado, cuándo disfrutaste de ti mismo, cuándo tu rostro ha estado relajado, cuántas personas han saqueado tu vida sin que tu te dieras cuenta de lo que perdías, y cuán poco te han dejado de tu tiempo para ti; entonces comprobarás que tu muerte es prematura.

Es importante tomar conciencia de esta perspectiva vital, aquella que nos conduce a sentir primero para actuar después. Pero lo aprendimos al revés, haciéndonos creer que actuar es la manifestación de vivir, sin escuchar nuestro propio deseo, haciendo reales los deseo de los demás.

“La vida seguirá por donde empezó, sin volverse atrás, y sin detener su marcha”

Vive tu vida, y no dejes que los demás la vivan por ti. Algún día te darás cuenta que entregaste tu tiempo, y ya tarde, lo querrás recuperar.

Puedes llamarme egoísta.