¿Cuantas veces te has sentido como un barco a la deriva? No sabes como enrumbar tu vida, has perdido el norte, el viento y las olas te golpean y parecen tener el control sobre ti sin que nada puedas hacer para evitarlo.

Lo primero que tienes que saber es que no hay nada de lo que te ocurre que no hayas decidido TÚ.

No es para que te sientas culpable, todo lo contrario, es para que seas consciente del verdadero poder que está en ti.

-¿Cómo es posible? -te estarás preguntando ¿Cuántos malos momentos te habrán venido a la cabeza?

- ¿Cómo pude yo haber decidido que mi pareja me dejara o que me despidieran del trabajo la semana pasada?¡ No puede ser!

El sentirnos víctima de una situación inesperada, de una mala jugada del destino o de un designio divino, nos hace creer que nada está en nuestras manos, que todo pasa por algo que no sabemos qué es pero que debemos tarde o temprano, aceptar con resignación.

Pero la verdad es que somos responsables en gran medida de todo lo que sucede en nuestras vidas y mientras más pronto logremos darnos cuenta de ello, más rápido podremos comenzar a transformar nuestra realidad para mejor.

Aceptar que yo soy el único responsable de todo lo que me ocurre, pasa primeramente por un proceso de reconocimiento, no de culpas como se dijo al principio, sino de actitudes.

Reconoce la actitud que has tenido ante diferentes acontecimientos que han ocurrido en tu vida, empezando por identificar las situaciones en las que: renuncié a mi sueño sin siquiera haberlo intentado; permití que los demás influyeran en mis decisiones; me dejé vencer por la apatía y el pesimismo, entre otras.

Una vez que indagues dentro de ti y obtengas las respuestas, piensa en los buenos momentos, en algún logro, en algún deseo o sueño cumplido. Pregúntate: ¿Cómo lo conseguí? ¿Quién es el verdadero responsable de ese logro? ¿Cómo me sentí en ese momento? Revive y saborea ese recuerdo. Consérvalo y date cuenta de que eres perfectamente capaz de alcanzar todo lo que te propongas.

Tal vez no será fácil pero tú tienes las herramientas para conseguirlo, solo tienes que mirar dentro de ti y aplicar 3 claves básicas: conocimiento, actitud y disciplina.

Cada día la vida te regala nuevas oportunidades de descubrir y utilizar tus potencialidades y talentos para ser feliz y dar al mundo lo mejor de ti. No malgastes tu tiempo haciendo lo que te no gusta, disfruta realizando aquello que te haga sentir pleno.

Si comienzas a creer que tú y solo tú creas la realidad que vives, seguramente aprenderás a dirigir tus pensamientos, emociones y acciones hacia lo que realmente quieres y anhela tu corazón.

Si estás interesado en profundizar más sobre este tema te recomiendo leer el libro "Descubre tu camino" de David Cantone.