No se puede negar que parte del pueblo catalán ha implementado un referéndum que no respalda la Constitución Española. Pero tan cierto es eso como que no mezclar deporte con polí­tica en este paí­s se ha convertido en una utopí­a. Sobre todo si el blanco (tranquilo Gerard, no hablo del color) es Piqué. Defensa central dentro del campo que rara vez opta por el silencio fuera de él. Activo, espontáneo y diáfano siempre, no quiso ser menos con todo lo que por desgracia acaece en Cataluña y ni aún vistiéndose de corto posteriormente con la selección le han dejado descansar.

Los eternos escépticos acreditados como prensa pusieron entonces el grito en el cielo. Para ellos no tocaba hablar de Albania (algunos no saben todavía que jugamos contra ellos) o de la primera convocatoria con el combinado absoluto de Rodrigo Moreno. Ellos decidieron apuntar el foco a Piqué, focalizar los titulares en porqué se pasa la Constitución por el forro extrayendo la conclusión de que por consiguiente apoya la independencia de Cataluña. Todo por pedir votar.

¿Desde cuándo proclamar que un pueblo se exprese implica necesariamente abogar por un cambio? Con Gerard Piqué todo vale, hasta mentir. Vale vender, por ejemplo, en calidad de información que Piqué es antiespañol, 'sirvengonzada' firmada por Eduardo Inda.

No tengo ningún reparo en dar nombres. Pedro J. Ramírez, director de El Español, ha pedido que Piqué abandone la selección por antipatriota y porque "ya sabemos lo que piensa del asunto catalán". Triple desde campo propio sin tocar aro. Y así se expresan con cada vez más estruendo un sinfín de palmeros del patriotismo (Alfredo Duro, José Luis Sánchez, Juanma Rodrí­guez...) irritados en realidad por el reconocido antimadridismo del defensa barcelonista y que no hacen más que poner en entredicho los principios de quienes creen en un periodismo sano y ajeno al sensacionalismo sin fundamento.

Al otro lado, para indagar en su escozor y desmontar su circo, se defiende Gerard Piqué con el sosiego de alguien que tiene que desmentir falacia tras falacia. Ha manifestado una y otra vez que siente orgullo acudiendo con la selección española y vistiendo su camiseta. No les vale. Ha reafirmado que España y Cataluña separadas serían más débiles.

Tampoco les vale. "Un independentista, que no es mi caso", ¡aiba! Pues esto tampoco. No les vale porque no tienen tu titular, Gerard. Les has privado de seguir siendo la comidilla de sus panfletos carentes de rigor y veracidad. Han querido tacharte de separatista cuando lo que quieres es la unión de todos. Simplemente, no te quieren creer. No quieren porque echar bilis infundada recrea toda su animadversión construida desde Kevin Roldán. Su ojeriza declarada en los medios es tan descarada que ya ni se molestan en limpiarse el merengue de la boca.

Cuestionado también por generar mal ambiente entre sus compañeros, haciendo especial hincapié en Sergio Ramos, Piqué reveló que tiene un negocio con el defensa del Real Madrid.

¿Socios dentro y fuera del campo? ¡Boom! Pero hay más. Juan Ignacio Gallardo, director de Marca, criticó que Piqué no viera el discurso del Rey. Más carne al cocido, por favor. El empacho de críticas al central azulgrana hasta durmiendo la siesta continúa. Es una barra libre interminable. Por cierto señor Gallardo, una persona que nace en Barcelona, territorio español, pertenece a la misma franja geográfica nacional que un pacense como usted crea en lo que crea. Dele un par de vueltas.

Me resulta especialmente preocupante que ninguna de estas personas que ha faltado a la verdad se disculpe. ¿De verdad pretendemos dar pasos adelante siendo incapaces de dar uno atrás? Tal y como dijiste en su día, te tengo que dar la razón Gerard, no pueden disimularlo más. Contigo todo vale.