Más allá de toda comprensión política que explique la situación que se vive hoy en Barcelona. Más allá de mi propia opinión sobre lo que está sucediendo. Pienso que hay que reconocer que el tipo de lucha que llevaron a cabo estas supuestas millones de personas organizadas en Catalunya, es el tipo de lucha social del siglo 21, la lucha que corresponde asumir después de Gandhi y después de Mandela. El primero de Octubre, en las imágenes y en las calles las personas estaban tranquilas, todos pudimos hacer lo que teníamos que hacer y todos parecían saber dónde votar… Las imágenes de las fuerzas policiales armadas abriéndose paso como salvajes entre gente tranquila, con las manos arriba, sentados, bien sujetos entre ellos, defendiéndose con manos y pies, siendo arrojados como muñecos, apaleados, tironeados, esos ciudadanos que se paseaban desde la mañana tranquilamente frente a las cámaras, con la cara chorreada de sangre y la cabeza partida...
acabaron el día aplaudiendo y realizando su Referéndum.
Y aunque este tenga quizá un valor solo simbólico, han llevado a cabo una batalla pacífica y mediática, que han ganado. A la 17:30h de la tarde de ese mismo lunes la Plaza Cataluña lucía preparada para lo que parece iba a ser un gran espectáculo, enormes banderolas de “Hola República”, “Hola nuevo país”, “Hola Mundo”, “Hola Europa” escritas en catalán, circundaban una pantalla espectacular, aún con la carta de ajuste y un escenario, horas más tarde unos nacionalistas españoles subieron con banderas gritando que Catalunya es de España, fueron sacadas por los Mossos d `Esquadra. También horas más tardes la espectacular pantalla transmitía TV3 y para encolerización de todo el mundo, el discurso de Rajoy.
No sé que pasó después con ese escenario, pero no creo que fuese usado para lo que se esperaba.
Aún a las 17:45 la gente caminaba tranquilamente por la plaza, mucho más espaciadamente que las palomas. Unas cuadras más allá, al atravesar por el patio interior del edificio donde también está el cccb, un grupo de gente sentada fuera de una puerta aplaudía cada vez que alguien salía de votar.
Había gente sentada, sobre todo jóvenes y adultos de pie, dificultaban sin impedir la pasada, junto con otras personas que los miraban sin entender muchos por qué aplaudían. Empieza a aparecer el Raval de todos los días, me voy a casa veo las noticias.
El lunes aparece sobre Barcelona casi como todos los días, la gente se mueve en sus actividades diarias, no sabemos lo que está pasando.
El martes el paro para enrostrar aún más en la opinión pública nacional e internacional, el bajo nivel de la discusión que han conseguido establecer con el estado central. Al parecer se concentró gente en Pineda de Mar, Calella, Girona, Lleida, Tarragona y Reus. Las carreteras cortadas y servicios de transporte al mínimo, sin museos, ni espacios culturales. Más allá de los pintorescos incidentes de grupos de personas acorralando a la policía, la jornada se desarrolló casi desordenes, mucha gente en Plaza Universidad y en las calles vistiendo la bandera como capa de superhéroe, paseándose por todos lados, incluso en el borde costero donde la vida parece seguir más parecida que a la del resto de día, con menos gente en las terrazas de los restaurantes…menos gente en general también.
Me llamó la atención la cantidad de comercios cerrados en Las Ramblas, ¿todos ellos serían catalanes?...imagino que la mayoría si, eran muchos. Más tarde en el Raval vi un establecimiento regentado por unos Pakistaníes atendiendo con la cortina a medio bajar, me llamó la atención porque ellos no cierran ni para año nuevo, ellos nunca cierran... y claro, ¿qué importancia puede tener para un paquistaní o para cualquier inmigrante de países invadidos, unos apaleos? Frente a ellos hablar sobre respeto a los derechos humanos, podría incluso sonar ingenuo o ser vergonzoso. Es un tema al que no se le puede sacar más jugo. En este sentido hay que pensar que no todos cerraron tan voluntariamente como se ha sugerido.
También basta recordar la represión contra los estudiantes cuando fue la aplicación del plan Bolonia, o para el 15M. La jornada se acaba, en la manifestación la gente permanece reunida hasta altas horas de la noche, muchos adultos mayores y adultos en general y jóvenes. Tocan tambores, cantan, escuchan Los Segadores con un vecino que lo pone desde el balcón, casi no hay policía en las calles, entre Plaza Universidad y Plaza Cataluña, el tránsito está cortado por la Gran Vía y la gente se desparrama y desplaza abundantemente por Pelai. Hay más ambulancias que policía. Se acaba la jornada de huelga sin incidentes.
Sigo sin entender lo que sucede. Quién quiere apropiarse de la energía de la gente, me pregunto.
Para mi esto me huele a zapateo, a algo preparado, a “cortina de humo” como dijo Loquillo. Antes de que todo esto pasara habían dos cosas que todos sabíamos que los catalanes acabarían haciendo su referéndum y que habría lluvia de palos. Lo interesante y lo que va a definir el carácter de esa lucha es lo que pasará en los días que vienen. ¿Mantendrán la opinión pública de su lado?