Tal y como algunos predijimos previamente, las condiciones del nuevo referéndum independentista, propuesto por el separatismo catalán y principalmente por las altas instancias del Gobierno de la Generalitat de Catalunya, encabezado por Carles Puigdemont, demuestran por un lado que la situación y la propuesta de esta votación es fundamentalmente de un calado bastante parecido a la consulta que celebró el pasado 9 de noviembre de 2014, ya que dispone de unas características muy similares. Ambos no están autorizados por el TC ni por el Gobierno de España, presidido por Mariano Rajoy.

Por lo tanto, al no contar con el amparo del marco constitucional, queda una vez más al margen de la legalidad vigente, que rige la propia Carta Magna. Además, esta segunda votación, de igual modo que la primera, solo quiere que los catalanes voten, pero no el resto de los españoles, a quien lógicamente les corresponde su derecho a decidir, al ser una decisión territorial y que les influiría también a nivel social, político y económico.

En cualquier caso, para independentismo catalán, la hipotética independencia de Cataluña respecto a España, es la cúspide del proceso rupturista, no obstante, todo forma parte de un proyecto identitario, nacionalista e independentista claramente ya desde algunos años, aunque no en sus inicios.

Si bien es cierto que el camino hacia la ruptura lleva en marcha desde hace tiempo, y justo cuando que en tierras catalanas, llegaron al poder gobiernos que defienden fuertemente un nacionalismo catalán, pero no es hasta concretamente el año 2010, que se pisa al acelerador y sin freno, ya que es a partir de este momento, que justamente se quiere llegar hasta donde nunca antes se había llegado.

Es así como se alcanza el contexto actual tan delicado que vivimos. Uno de los datos objetivos, en los que se percibe de manera destacada este hecho, es al observar el aumento considerable en partidas presupuestárias del gasto público que favorecen descaradamente al independentismo, y de esta forma déficit público que se va generando, al ir aumentado , se ha disparado con el paso de estos últimos años en las instituciones catalanas, dando especial prioridad a la independencia, recortando por ejemplo en Sanidad, Seguridad y Educación.

Nadie duda, que los acontecimientos han dado lugar una crisis política y social, creada y promovida por las clases dirigentes, que ha provocado una enorme división entre los catalanes, a la que vez que ha habido un cierto distanciamiento en la relación Cataluña-España y una mayor presencia a nivel internacional de la situación catalana, aunque sin mucho éxito de momento para el separatismo catalán.

En conclusión, este segundo referéndum que aún no tiene una fecha determinada, si se llega a realizar finalmente, al no ser legal, sería unilateral, ¿pero hará el gobierno central algo para frenarlo esta vez? A eso se puede responder todavía, aunque de vinculante ya se puede decir que na de na, más claro, agua.