Un empresario español, radicado en Cuba desde hace más de 20 años, fue expulso del país, en este mes de agosto, tras verse envuelto en una oscura intriga donde el personaje principal es Raúl Guillermo Rodríguez Castro, nieto del general Raúl Castro, quien era asiduo a las noches del bar Shangri -Lá, propiedad del empresario.
Este próspero comerciante español es considerado por las personas que se han relacionado con él, como un “hombre, serio y respetuoso” dentro del ámbito empresarial de la isla.
Como muchos otros empresarios capitalistas, en un momento en que Cuba anunciara con desespero una “apertura económica” _desespero del cual el país nunca se vio libre, dígase ya de paso_ Esteban Navarro Carvajal Hernández vio una oportunidad de inversión y creó una firma comercial inscrita y legalizada en el registro mercantil de la Cámara de Comercio de La Habana, adquirió una vivienda en la calle 30, entre 5ta.
y 7ma., Miramar, en Ciudad Habana, y se asoció a tres ciudadanos cubanos, para que sus vínculos comerciales fuesen más sólidos . De esta manera fue el artífice financiero e intelectual de El Up&Down bar-restaurante, situado en calle 5ta., esquina B, en el Vedado, Ciudad Habana, el bar de meriendas , sala de fiesta y club nocturno Shangri-Lá, ubicado en 21 entre 40 y 42, municipio Playa, Ciudad Habana y el El Shangri-Lá, en la provincia Las Tunas.
Todo estaba a transcurrir aparentemente con normalidad, hasta que el nieto de Raúl Castro, comenzó visitar continuamente el bar Shangri-Lá donde también era asidua del lugar unajoven cubana, al parecer muy bonita,que ya se relacionaba con Esteban, mas atrajo la atención del joven Castro, creándose una tensión nefasta, que se resolvió de la más vil manera: la del niño malo que cuando pierde, recoge su pelota y se acaba el juego.
Esteban estaba en ventaja frente al niño malcriado, y el niño consiguió crear una densa trama en que envolvieron al empresario español y de la noche a la mañana fue inventado un proceso oscuro y fue dictada su expulsión de la Isla.
Evidentemente aparecieron (y en caso necesario, seguirán apareciendo), pruebas irrefutables y contundentes, bien fabricadas y calculadas pormenorizadamente, contra cualquiera que se atreva a desafiar el poder despótico (y “nepótico”) de la dictadura castrista y sus nuevos vástagos.
Han pagado su precio Esteban Navarro Carvajal Hernández y algunos otros que se le hicieron primero necesarios y después incómodos a la camarilla gobernante, como el panameño Rodin, el italo-francés Garzaroli, el uruguayo Gosende …y muchos más…
Pero ya eso es tema para otro artículo.