¿Para qué voy a leer? ¿Para qué sirve?, son algunas de las preguntas que las personas del estudio lanzan esperando una contestación. Esto a muchos nos conduce a llevarnos las manos a la cabeza aunque sin saber dar una respuesta adecuada. Es complicado, convencer a alguien de algo sin buenos argumentos y sin pruebas de carga, y hay que reconocer, que la lectura tiene pocas que sean espectaculares como para intentar convencer a alguien. Todas ellas son difíciles de contestar y más, en según que tipo de lectura.
No es lo mismo intentar que se lea un libro de cocina, que a un poeta y escritor como Eduardo Galeano, recientemente desaparecido. La verdad, es que si realmente nos lo planteamos y lo miramos, es complicado darle una motivación de utilidad a la lectura. Básicamente, debemos centrarnos en lo que nos ofrece para la capacidad de reflexión que nos aporta la lectura. La capacidad que nos da, para la interpretación de los hechos expuestos entre páginas. Recordemos, que nada importante que haya sucedido en el mundo, se escapa de estar reflejado en los Libros. Este motivo debería ser válido para incrementar la aficción por la lectura.
Los libros deben ser útiles, pero también nosotros, debemos serlo para leerlos y explicarlos. Esto será básico para que otra de las futuras preguntas a realizar, no sea para qué servimos los que escribimos y publicamos. Esto sería terrible y dejaría de dar significado a la vida de muchos autores de siempre y de ahora. Aprovechemos nuestro tiempo de ocio con la lectura, para poder crecer intelectualmente y poder vivir todo tipo de historias.