Los años sesenta fueron una época de cambio social en España. Las nuevas ideas y referentes culturales que transformaron Europa se colaron por las grietas de una dictadura que intentaba aislarse de su entorno. El rock, que nació en Estados Unidos en la década de los 50 con personalidades como Little Richard, Chuck Berry o Bill Haley empezó a dar sus primeros pasos en los países europeos 10 años después, en los sesenta.
España, aunque lo intentase, no pudo cerrarse al resto del mundo. Con la caída de Hitler, Franco tenía tres opciones: Quedarse solo en el mundo, aliarse con las democracias o, por el contrario, con los comunistas.
Descartadas las opciones de soledad y el aliarse con el comunismo, su enemigo natural, el dictador no tuvo más remedio que abrirse a las democracias.
Esta situación es la que permitió que en España se creasen ciertas grietas por donde se coló la libertad que se vivía en Europa y, como bien sabrá el lector, una de las expresiones más puras de libertad es la cultura.
Una revolución cultural
“El rock era una forma de revelarse, de dejarse la melena, ir vestido con botines…Era querer ser distinto y vivir una cultura completamente diferente”, afirma Antonio Miquel Cerveró, más conocido como Leslie Sirex, vocalista del grupo musical Los Sirex. Han pasado casi 60 años desde que empezó su andadura en la Música, pero eso no le convierte en un abuelo.
Usa un vocabulario desenfadado, lleno de frescura, él es producto de una generación de jóvenes que supo romper con el pasado. Ellos vieron la vida que habían vivido sus padres y decidieron tomar un camino distinto, un camino que ha marcado el destino de todas las generaciones venideras.
Admite que la revolución al principio sólo fue cultural: “No fue una revolución política, fue cultural.
En esa época aquí solo se oía copla: Lola Flores, Juanita Reina,…La juventud necesitaba otras Historias”.
Leslie Sirex recuerda sus primeros contactos con el rock. Él es vecino de la Barceloneta, nació ahí y sigue viviendo hasta el día hoy. La ciudad de Barcelona, y especialmente los barrios cercanos a la costa, gozaron de una ventaja para acercarse a la cultura internacional que no tuvieron otras ciudades españolas.
A principios de los años 50, Franco estaba buscando aliados por el mundo, y Estados Unidos le tendió la mano a cambio de que el régimen franquista les permitiese utilizar siete puertos españoles. Uno de ellos fue Barcelona. La ciudad se convirtió en la sede de la Sexta Flota del ejército de los Estados Unidos. La llegada los marines a Barcelona alteró la vida de sus habitantes. Eran individuos del Nuevo Mundo que trajeron un nuevo mundo a la ciudad. La flota americana llegó en enero de 1951, y en tan solo tres meses, en marzo, Coca Cola abría la primera embotelladora de España en Barcelona.
Con los marines, también llegó el ocio: Leslie Sirex explica que “los americanos alquilaban chiringuitos o locales en la Barceloneta.
Venían a divertirse con cuatro amigas y montaban unas fiestas brutales. Ahí es donde vi por primera vez que era un conjunto de Rockabilly, formado por una guitarra, bajo batería, caja y plato. Recuerdo ese día como una experiencia muy gratificante porque me di cuenta de lo que quería hacer”.
Poco después de esa primera experiencia, Barcelona se empezó a convertir en una ciudad que vivía el rock tanto como lo podía hacer Liverpool. Recuerda con especial cariño sus veladas en El Pinar, un local emblemático del Poble Sec. “Cuando Los Beatles hablan de la famosa Caverna en Liverpool, nosotros siempre recordamos El Pinar, la catedral del rock en Barcelona”.
Sus primeras andanzas en el mundo musical fueron puro ocio: “Primero formé un grupo en el barrio que se llamaba Los Méteos, pero nunca nos lo tomamos en serio, todo lo hacíamos para divertirnos, sin pensar que algún día grabaríamos un disco o saldríamos a cantar en público”.
Tiempo después, el que se iba a convertir en vocalista de Los Mustang, Santi Carulla, abandonó Los Sirex y le propusieron a Leslie ser el vocalista de la banda. Aceptó.
El grupo ya estaba formado, y a pesar de sus primeros éxitos, Leslie aún no pensaba que ésta iba a ser la profesión de su vida. “Yo llevaba dos o tres años en los que ya habíamos grabado cuatro discos, pero cada trabajo que hacía pensaba que era el último, que mañana se iba a acabar”.
“Fui consciente de que nuestra profesión era seria cuando en el año 65 actuamos con Los Beatles. Ahí vi el éxito que teníamos, cómo nos trató la prensa…Entonces es cuando pensé que esto iba en serio y que ya tocaba empezar a poner los puntos sobre las íes”.
El vocalista de Los Sirex cree que su éxito se debió a que supieron diferenciarse de los demás: “La revolución que propiciaron Los Beatles fue tan bestia que todos los grupos de rock catalanes se volvieron tontos y empezaron a versionar sus canciones (…) se dejaron influenciar y solo cantaban sus canciones, mientras que nosotros siempre conservamos nuestro propio estilo”.
Sin embargo, Leslie intenta justificar a los demás grupos, relaciona el problema con la industria discográfica: “Si miras los grupos de la época, verás que todo son versiones de otras canciones. Nosotros tuvimos suerte cuando hicimos “La escoba” y, con mucho empeño, conseguimos que se publicase. Cuando vieron que nuestra música funcionaba, nos dieron libertad para crear, antes no”.
De todas formas, Los Sirex también versionaron algunos temas “nosotros intentábamos sacar versiones que no fuesen las típicas que cantaba todo el mundo. Por ejemplo, nosotros conseguimos que la canción Yo soy tremendo, que interpretó Nicky Roberts en el Festival de San Remo, triunfase en España con nuestra versión. Siempre intentamos ser originales”.
Se toparon con la censura
Pese a su apuesta por la originalidad, vivían en una dictadura, por lo que tarde o temprano se iban a encontrar con la censura. Justamente fue con la canción más recordada del grupo: La Escoba, un tema que cuando llegó a sus manos tenía sonidos flamencos y carecía de letra.
Después de hacer los arreglos para conseguir que la canción sonase más rock, Leslie se dispuso a componer la letra.
Sus orígenes humildes en la Barceloneta le llevaron a escribir esta frase: “Primero barrería yo el dinero, es que es la causa y motivo de tanto desespero. Y segundo, barrería bien profundo, todas cuantas cosas sucias se ven por los altos mundos”.
El mensaje incomodó a los censores de Fraga, y el grupo debió cambiar “altos mundos” por “bajos mundos”. Hoy en día, Leslie sigue sin entender por qué le aceptaron el cambio. “No sé si el censor de la noche, o de la mañana, era más listo que el otro…No sé. Pero lo cambiamos y coló”.
La Escoba fue una canción muy polémica, y es que el público la sintió como una canción protesta. Leslie se aleja de esta interpretación: “Nosotros no hemos protestado nunca por nada, vivíamos de puta madre y lo único que nos movía era la música”.Pero admite que les fue bien que la gente la entendiera así.
Fraga montó unos carteles de propaganda alrededor del país que ponían “Mantenga limpia España”, y Leslie se enorgullece al recordar cómo, debajo de esta sugerencia, muchos espontáneos ponían pintadas donde se podía leer: “Con la escoba de Los Sirex”.
Ese tipo de censura no es el único que aplicaba la dictadura sobre los artistas. Para poder trabajar expuesto al público, primero se debía hacer un examen impuesto por el Sindicato Vertical para obtener el "carnet de profesional de la música y el de circo y variedades". Los Sirex se tuvieron que examinar de esta disciplina, “como si fuésemos unos saltimbanquis” añade Leslie.
Explica que si no se sacaban el carnet de músico, no podían actuar y que la gente bailase.
Por ley, el publico debía permanecer sentado, observando y sin moverse.
Se presentaron al examen en el año 1961 cantando una canción de Peppino di Capri que interpretaron en italiano. La primera reacción del “jurado dictatorial” fue gritar: “En español co**” Así que tuvieron que improvisar y cantar en la lengua patria.
Sólo consiguieron aprobar él y el batería. Los dos guitarristas suspendieron. “Sabes qué quiere decir esto no? Pues que querían tocar los cojo*** para que no siguiéramos trabajando. Si nos examinábamos como grupo, lo más normal es que aprobásemos o suspendiésemos todos”.
De todas formas, ni ese jurado tan parcial pudo acabar con su carrera. “Al final íbamos actuando y actuando y no pasó nada.
Aunque en los pueblos siempre había un músico que nos denunciaba y entonces venía la Guardia Civil, nos hacía pagar una pequeña multa y ya está, a continuar”.
Lamenta el estrés al que se vio sometido por la propia industria discográfica: “Nosotros cada tres meses teníamos que hacer un EP con cuatro canciones. Al final, como trabajábamos cada día, no teníamos tiempo de hacer nada, ni de vivir, era un agobio constante”.
“Los representantes y la discográfica te exprimían hasta que el coco se quedase seco. Uno está fresco cuando camina por la calle, tiene vida, yo hice la canción El Tranvía, porque cogía el tranvía, mis canciones eran mis vivencias. Pero si estás trabajando todos los días, es imposible escribir una canción sobre cómo trabajas”.
Leslie señala un problema que puede que empezase entonces, pero que ha seguido hasta la actualidad. La artista Amy Winehouse, por ejemplo, fue incapaz de grabar un segundo disco cuando la industria se lo exigía, y se retiró temporalmente hasta que la vida le dio motivos para escribir nuevos temas. Leslie sentencia: “todo era un negocio que, igual que las discográficas lo alzaron hasta los cielos, también se lo han cargado”.
Sobre la monotonía que vive actualmente la industria musical, Leslie lo tiene claro: “Hay mucha gente joven haciendo música de p*** madre, pero por culpa de la industria nunca harán nada”. Cree que se va a perder muchísimo talento por culpa de la incompetencia de las discográficas. “Si tu miras los Grammy, siempre ganan los mismos, con la misma canción repetida hasta la eternidad. Si no se apuesta por la originalidad, vamos mal”.
Los Sirex parece un grupo incombustible, 60 años después siguen subiéndose al escenario para actuar en frente de un público que nunca los ha olvidado. Cuando a Leslie le preguntan cuándo se retirará, él lo tiene claro:
“Los Sirex no acabarán mientras estemos vivos. Además, los Rolling han hecho una gira ahora, así que mientras ellos continúen, nosotros también lo haremos, que somos más jóvenes”. No hay más que decir, ¡Larga vida a Los Sirex y, cómo no, al rock!