Esta película se repetirá siempre, no cabe duda, si la lógica del desastre se mantiene. La Fábrica de nada es un film de larga transcendencia donde se pueden aunar la ficción y el documental militante. Una película que nos dirige a otras como Numax presenta (1980) o 20 años no es nada (2006) de Joaquim Jordá, y a films que desde la ficción, nos llevaron al eterno conflicto dibujado por Karl Marx, una de ellas, Tout va bien (1972) de Jean Luc Godard. Pedro Pinho diseña una flamante puesta en escena en las naves de una fábrica para discernir el apocalípsis, la eliminación de la clase trabajadora en la realidad social y laboral de Europa.

Las estrategias empresariales, “la reorganización”, ese eufemismo que lleva a la aniquilación, se muestra como paroxismo del absurdo en los planes de una fábrica que para su subsistencia no debe producir. Radical y profunda es este excelso film; valiente, claro y contundente, donde se conjuga lo mejor del Cine, sus imágenes, sus actores y el tremendo calado social, eso sí, con un lirismo apabullante que deja memorables momentos para el recuerdo y un manifiesto estético y de lucha por siempre desde lo cinematográfico. El film está rodado en un esencial 16mm que se alaba como materia prima verdadera del propio cineasta, un ser que se siente esencialmente un verdadero trabajador con los mismos problemas de identidad.