Por más que hablamos de tecnología, la verdadera magia la generamos las personas. Emilio Ortega es un hombre de 82 años que decidió plasmar su dura vida en un libro que ha dedicado a la memoria de su madre, Josefa y que ha titulado “El mundo visto a los ochenta”. Rechazado por editoriales y centros comerciales, decidió ponerlo a la venta en pequeñas librerías. Aún así, no conseguía vender ningún ejemplar.

Un libro muchas aventuras

Del 25 de abril al 1 de mayo se celebró la Feria del Libro de Almería, allí estaba Emilio con su libro del que nadie compró un ejemplar, así que cuando un hombre se interesó por él y por su historia le regaló un ejemplar.

El hombre era Jota Merrick (@JatMerrik), que publicó un hilo en twitter contando su descubrimiento. “Por lo que me contó de su vida, el hombre puede sacar una larga colección solo con su infancia” contaba JatMerrick, decía también que se trataba de un libro sencillo sin grandes pretensiones.

Otro usuario de Twitter, Cuco @LSunshinee, rabilando encontró el mensaje de @JatMerrik y, despierta su curiosidad, se puso en contacto con la Editorial Círculo Rojo para hacerse con un ejemplar. Su sorpresa fue enorme cuando le contestó, agradecido por su interés, el propio Emilio. Intercambiaron teléfonos y hablaron más de hora y media.

Impresionado por la calidad humana de Emilio, Cuco @LSunshinee cuenta todo esto en un hilo de twitter que hoy lleva más de 25.000 retuits.

Emilio tuvo que reescribir su libro tres veces, pues se le borró del ordenador, le llevó un año su empeño. Relata su dura infancia, el esfuerzo de su madre por criarlos a él y a su hermana a pesar de toda la miseria, su partida a Argelia y luego a Francia, país donde ha vivido la mayor parte de su vida.

Una historia de hambre y miseria, pero sobre todo de superación. Nos da también su visión de la sociedad y la política.

Emilio es un ejemplo de que en la vida no hay sueño grande si uno se esfuerza. “El mundo visto a los ochenta” es la historia de Emilio, pero podría serlo también la de muchos de nuestros abuelos, por eso y porque cada vida es especial, merece la pena que le prestemos atención.