A finales de 1981, Bruce Springsteen había finalizado con éxito la gira de casi dos de The River, que había llevado por Europa y EEUU dando muestras junto a su banda de ofrecer un espectáculo con una calidad incuestionable.

Los fantasmas del pasado

Pero una cosa era el artista y otra la persona. A nivel personal, atravesaba una crisis personal que le llevó a visitar por primera vez a un psicólogo y enfrentarse a los fantasmas que habitaban no solo en él sino en su familia, en especial en la relación con su padre. Todo esto se notaría en su música y en la temática de sus canciones.

Bruce estaba interesado por la historia de su pueblo, había leído de Steinbeck, las uvas de la ira y la percepción de las cosas que tenía no eran la misma de los tiempos de Asbury Park.

Por otro lado, había llegado el momento de grabar nuevas canciones, pero esta vez cambió la dinámica inicial de trabajo. Había adquirido una grabadora de cuatro pistas con la que podría realizar grabaciones caseras, incluso añadirle percusión, y así poder mostrarles al grupo una idea más aproximada de la canción que quiera grabar.

Se puso manos a la obra y en una noche grabó 15 canciones tan solo con su voz acompañada y una guitarra acústica.

Tras presentárselas a la banda, empezaron a trabajar en esas canciones, pero el resultado no convencía a Springsteen, los arreglos de la E Street Band no conseguían trasmitir la magia que aquella cinta había recogido el 3 de enero.

La oscuridad de temas como Nebraska, Atlantic Ctiy o State Trooper no encajaban en el formato banda de rock, sí en cambio, la desnudez que buscaba lo hallaba en la grabación inicial.

Así, tras descartar canciones que sí podían adaptarse a la E Street, como Born In The USA o Pink Cadillac, con ayuda del ingeniero Toby Scott de la CBS trataron de sacar el LP de la demo presentada y así fue como presentaron diez canciones en un modo tan íntimo en un álbum que llevaría el nombre de Nebraska.

Diez canciones, diez historias

Las canciones que se incluyen en el álbum no solo hablan de su infancia o de su familia, asuntos que trata de manera un tanto indirecta, sino que además relatan historias de personas al otro lado de ley, desesperadas que no hallan su sitio en una sociedad que oculta su responsabilidad, bajo un conjunto de leyes destinadas a sostener una parte concreta de ella.

Así, Nebraska nos cuenta la historia real de un joven asesino que mata sin apenas justificación, como única vía posible al conflicto, Johnny 99, otro fuera de la ley que no consigue adaptarse a la vida pública, en Atlantic City recurre de nuevo a la huida como una forma de emprender algo nuevo, en My Father’s House y Mansion on the Hill los fantasmas de su infancia aparecen de nuevo…y así, hasta diez canciones oscuras e intensas que muestran un universo que ya había anticipado en algunas canciones de su anterior álbum.

Aunque el público esperaba algo similar a The River, recibió con agrado el LP y cuando se lanzó en septiembre de 1982 alcanzó el número 3 en las listas convirtiéndose con el tiempo en un disco de culto y muy apreciado por la crítica por su temática.

Una cara b de una américa casi olvidada.

Springsteen había mejorado notablemente sus habilidades narrativas, conseguía transmitir y llegar al corazón del americano medio mediante sus canciones, sensaciones que a lo largo de sus viajes y sus lecturas había desarrollado, y el público empezaba a verlo como un hombre sencillo, cercano, un héroe de la clase trabajadora.

No hubo gira para este disco, pero pronto se embarcaría en la conquista definitiva de los escenarios mundiales, su asalto al olimpo de la música rock, del cual ya no bajaría, pero a cambio pagando el precio de una cierta honestidad musical que hasta entonces ostentaba y que en Nebraska daba sus últimos pasos.