Madrid ha acogido la Exposición de objetos y vestimentas de las películas de Harry Potter durante meses. De hecho, la expectación de los fans fue tal, que ya en la preventa se decidió conceder al evento una prórroga, extendiendo su permanencia hasta hoy, día 2 de abril de 2018.
Una experiencia multitudinaria
Con cientos de miles de visitas a sus espaldas, la exposición se cierra hoy.
Hasta la última hora se han estado vendiendo entradas. Su próximo destino internacional es Milán.
Las colas están bien nutridas, la comunicación por servicio público hasta el Ifema es fluida y la organización dispone del suficiente personal para el control, la ayuda y dirección de los asistentes. De este modo, aunque en grupos amplios de visitantes, puedes disfrutar de la exposición con cierta holgura, aunque es inevitable que hagas nuevas colas para ver según qué objetos.
La entrada te marca la hora de acceso, aunque, luego, tienes libertad para permanecer dentro cuanto quieras.
Un recorrido con artículos únicos
Casi todos los objetos se encuentran dentro del recorrido expositivo. Pero hay uno que lo ves antes. Se trata del Ford anglia volador, propiedad de la familia Weasley. Es de resaltar que se trata de una de las piezas, o la pieza mejor iluminada de todas.
Una vez en la cola de entrada, foto con fondo verde, para que puedas comprar una foto de recuerdo muy especial. Tras la instantánea, la recepción a Hogwarts, con la posibilidad de que te pongan el Sombrero Seleccionador y te concedan el ingreso a una de las Casas. Pocos son los elegidos… Lo que sí ven todos es parte del tren que lleva los estudiantes a la escuela. También el ingreso, con los retratos de la pared.
¿Uno que llame la atención? Como en la película, la señora gorda que grita. Un vídeo en bucle que hace las delicias del espectador.
Y, a partir de entonces, las vitrinas y reconstrucciones de salas, habitaciones y despachos. Una selección de varitas, libros y artilugios que salen en las películas. Selección amplia, pues te encuentras desde los uniformes de colegio hasta la ropa de calle, especialmente del trío más conocido: Harry, Ron y Hermione.
Cada espacio va acompañado de un rótulo en castellano e inglés, con una brevísima descripción del artículo o lugar y la referencia a la película en que se sitúa.
No son muchas, pero acompañan algunas pantallas, a lo largo de la exposición, donde se pasan fragmentos de los filmes.
Las actividades
Son también escasas, pero hay un par de actividades que te introducen en el mundo mágico de Harry Potter. Así, al nada de entrar, puedes intentar arrancar una mandrágora. ¿Lo conseguirás hacer sin que grite? Cara la mitad puedes lanzar una pelota Quaffle, haciéndola pasar por alguno de los 3 aros.
Aciertos y fallos
A pesar de la cantidad de visitantes, es de resaltar la agilidad que infunden los encargados. Efectivamente, hay algunos momentos de espera, y varios objetos atraen la expectación de los fans, haciendo difícil acceder a ellos en pocos minutos. Pero el ambiente general es de dinamismo, sin prisas ni agobios por parte de la organización.
En cuanto a los fallos, hay uno garrafal, que es la iluminación.
En todo el recorrido se tira a crear ambientes oscuros, de modo que muchos detalles de los ropajes, y hasta de personajes enteros, quedan semiocultos. Al ser casi la misma en toda la exposición, no se personaliza cada espacio, sino que todo sigue una línea monocorde de luces y sombras.
Las sombras, en algunos puntos como el del bosque prohibido, son tales que puedes pasar casi sin detectar la presencia de la gran araña acromántula. Y el paso final, del gran comedor con las velas voladoras, no transmite alegría ni luz. Es una lástima que no hayan distinguido espacios con diferentes puntos de luz.
Por lo demás, es una exposición suficientemente amplia, surtida e interesante. Valdrá la pena profundizar en ella en siguientes entregas.