En estos tiempos de seriales televisivos hubo una época donde la escuela de la vida no se entregaba por capítulos. El cine de autor europeo tuvo su esplendor en la década de los 60, y un ramillete de irrepetibles creadores nos enseñaba los miles de laberintos del mundo y más aún de la persona. El séptimo arte creó un conjunto de obras irrepetibles, de la mano de un grupo de humanistas que hoy en día son el imprescindible fondo de armario de toda filmoteca. Fellini, Visconti, Rosellini, Pasolini, Antonioni, Godard, Truffaut, Rommer, Rivette, Chabrol… Jean Piere Melvielle, Buñuel, Tarkosky, Losey… Bresson, Dreyer, o los japoneses Ozu, Mizoguchi, Kurosawa y el sueco Bergman.

El libro autobiográfico Esculpir en el tiempo de Tarkosky, proponía un ramillete de imprescindibles donde Bergman y Fellini abrían un terna de cineastas con Ford, Kurosawa y Buñuel. Bergman, desde la férrea moral calvinista, había dibujado al ser con sus deseos y oscuros rincones, mientras que Fellini, bajo una moral más pirotécnica, producto del catolicismo, había proyectado una existencia más colorida y redentora. Buñuel, nos mostraba otro ser, sin alma, producto de la desviación de una moral y un país (España) mucho más cainita que la bella Italia.

Bergman su vida y obra

Muchas son las obras que el universo de Bergman nos ha dejado para la posteridad, aquí sólo me refiero a algunas, quizás las más notables de una extensa vida de creación tanto en el Cine, la Televisión como en el Teatro.

Su primera obra para cine es el libreto: Tortura (1944), su labor fue de guionista y ayudante de dirección. Su debut como cineasta fue Crisis (1946), una historia sobre las relaciones tormentosas de un padre y un hijo; posteriormente, vendría un conjunto de obras notables como Un verano con Mónica (1953), donde el engranaje de las relaciones de amor se proponía con total libertad – es en este film donde encontramos uno de los primeros desnudos en pantalla, llevado a cabo por su primera pareja, la actriz Harriet Andersson.

Para llegar a su primera gran obra existencial, y uno de los principales títulos de la Historia del cine El séptimo sello (1956). Obra maestra sin paliativos, donde la muerte y la desolación humana aparecen como gran metáfora entre la lucha de la parca y el soldado a través de la vida (una partida de ajedrez) donde no tanto la voluntad como la suerte, tienen que ver en el destino de los hombres.

En 1957 realizaría otra de las grandes obras del cine, Fresas Salvajes, donde el temor de la muerte y los tormentos de la vida (lo dejado por hacer) le llegan a un viejo profesor que va a recibir el premio por sus años de academia. Bergman se adentra en la madurez de la vida. Algunas de las imágenes son memorables, cuadros del cine. Esos momentos que enturbian los sueños del anciano nos recuerdan al cine de Buñuel o de Epstein. El rostro (1958), El manantial de la doncella (1960), Como en un espejo (1961), Los comulgantes (1962), El silencio (1963)… Persona (1966), es el comienzo de la colaboración con la actriz Liv Ullman (que sería su segunda esposa) y la ruptura del clasicismo cinematográfico con una nuevo estilo, donde los primerísimos planos, y la experimentación con la cámara le llevarían a un espacio de innovación.

La vergüenza (1968), El rito (1969)… La pasión de Ana ,1969 (la primera película a color).

En la década de los 70 su film Secretos de un matrimonio (1974), sería la entrada en el profundo espacio de los traumas cotidianos de la pareja, el dolor y la medida de los seres en ese espacio de egoísmo y de amor… cómo lidiar con el propio ser, sus temores y esperanzas en el núcleo conyugal. Gritos y susurros (1972), la enorme película sobre el dolor humano, la soledad y el miedo. La imposibilidad de la salvación y la ayuda a una mujer con cáncer. La importancia que dota ya no solo el cuerpo en el celuloide, también los espacios y los sonidos humanos. Cara a cara (1975) y el autorretrato de Fanny y Alexander (1984), último film por el que recibió el premio Oscar a la mejor película extranjera, al mejor director y al mejor guión.

Con este film cerraba su labor como cineasta, para acometer a partir de ahora, un retiro en su residencia en la Isla de Farö. La película aúna todo el universo de Bergman desde una obra autorretrato, con elementos de ficcionados de su propia vida, donde todo se recoge bajo la memoria creadora del maestro. Son los espacios, las estancias, los paisajes… una fuerte presencia, un personaje más, que marca el tono de la escena. Las actuaciones, brillantes, se empacan en cuadros cinematográficos sublimes y el tiempo de la historia es destilado a través de procesos naturales, como el paso de las estaciones, las flores, el deshielo de los ríos. Una verdadera joya cinematográfica donde aprender qué es eso del Cine.

Sarabanda (2003) fue su última obra, una segunda entrega de Secretos de un matrimonio. Treinta años después, la misma pareja Liv Ullman y Erlan Josephson, yaseparada, se redimían en un film rodado con la nueva tecnología del vídeo.

La obra

Muchas son las obras que el universo Bergman nos ha dejado para la posteridad, aquí sólo me refiero a algunas, quizás las más notables de una extensa vida de creación tanto en el Cine, la Televisión como en el Teatro. Su primera obra para cine es el libreto: Tortura (1944), su labor fue de guionista y ayudante de dirección. Su debut como cineasta fue Crisis (1946), una historia sobre las relaciones tormentosas de un padre y un hijo; posteriormente, vendría un conjunto de obras notables como Un verano con Mónica (1953), donde el engranaje de las relaciones de amor se proponía con total libertad – es en este film donde encontramos uno de los primeros desnudos en pantalla, llevado a cabo por su primera pareja, la actriz Harriet Andersson.

Para llegar a su primera gran obra existencial, y uno de los principales títulos de la Historia del cine El séptimo sello (1956). Obra maestra sin paliativos, donde la muerte y la desolación humana aparecen como gran metáfora entre la lucha de la parca y el soldado a través de la vida (una partida de ajedrez) donde no tanto la voluntad como la suerte, tienen que ver en el destino de los hombres.

En 1957 realizaría otra de las grandes obras del cine, Fresas Salvajes, donde el temor de la muerte y los tormentos de la vida (lo dejado por hacer) le llegan a un viejo profesor que va a recibir el premio por sus años de academia. Bergman se adentra en la madurez de la vida. Algunas de las imágenes son memorables, cuadros del cine.

Esos momentos que enturbian los sueños del anciano nos recuerdan al cine de Buñuel o de Epstein. El rostro (1958), El manantial de la doncella (1960), Como en un espejo (1961), Los comulgantes (1962), El silencio (1963)… Persona (1966), es el comienzo de la colaboración con la actriz Liv Ullman (que sería su segunda esposa) y la ruptura del clasicismo cinematográfico con una nuevo estilo, donde los primerísimos planos, y la experimentación con la cámara le llevarían a un espacio de innovación. La vergüenza (1968), El rito (1969)… La pasión de Ana ,1969 (la primera película a color).

En la década de los 70 su film Secretos de un matrimonio (1974), sería la entrada en el profundo espacio de los traumas cotidianos de la pareja, el dolor y la medida de los seres en ese espacio de egoísmo y de amor… cómo lidiar con el propio ser, sus temores y esperanzas en el núcleo conyugal.

Gritos y susurros (1972), la enorme película sobre el dolor humano, la soledad y el miedo. La imposibilidad de la salvación y la ayuda a una mujer con cáncer. La importancia que dota ya no solo el cuerpo en el celuloide, también los espacios y los sonidos humanos. Cara a cara (1975) y el autorretrato de Fanny y Alexander (1984), último film por el que recibió el premio Oscar a la mejor película extranjera, al mejor director y al mejor guión. Con este film cerraba su labor como cineasta, para acometer a partir de ahora, un retiro en su residencia en la Isla de Farö. La película aúna todo el universo de Bergman desde una obra autorretrato, con elementos de ficcionados de su propia vida, donde todo se recoge bajo la memoria creadora del maestro.

Son los espacios, las estancias, los paisajes… una fuerte presencia, un personaje más, que marca el tono de la escena. Las actuaciones, brillantes, se empacan en cuadros cinematográficos sublimes y el tiempo de la historia es destilado a través de procesos naturales, como el paso de las estaciones, las flores, el deshielo de los ríos. Una verdadera joya cinematográfica donde aprender qué es eso del Cine.

Sarabanda (2003) fue su última obra, una segunda entrega de Secretos de un matrimonio. Treinta años después, la misma pareja Liv Ullman y Erlan Josephson, yaseparada, se redimían en un film rodado con la nueva tecnología del vídeo.

La alargada sombra de Bergman en las Artes

La influencia de Bergman ha sido enorme, su legado entronca con la obra de dramaturgos como Ibsen y Strindberg (el drama existencial y metafísico) y con el cine de Dreyer.

Su formación teatral le llevó a exprimir al máximo la expresividad de los actores y el dominio del texto. A su vez fue utilizando la imagen cinematográfica con maestría, dotando al silencio y los espacios como lugares de expresión, donde el actor simplemente debía acompañar con su tono existencial el cuadro que manejaba. Lo filosófico y lo religioso; la fe, la moral, la culpa, el dolor, la muerte, los desequilibrios psíquicos -que sufrió con denotados ataques de ira y depresión- el deseo, el engaño, la incomunicación... La pareja. Todo el abanico de lo humano fue tratado por el maestro de Upsala, una alargada sombra de inspiración, que otros directores supieron seguir, como el caso de Woody Allen, Tarkosky, Angelopoulus o el propio Lars Von Trier.

Podremos ver el cine de Igman Bergman durante los meses de abril y mayo en la Filmoteca española.