El artista, escritor y divulgador francés Daniel Keller, creador del documental Seasteaders (colonizadores del mar) junto al realizador Jacob Hurwitz-Goodman, han sido los culpables a través de su necesaria rebelión, de poner el dedo en la llaga. Lo que fue una colaboración con los promotores de la colonización de los mares, bajo la idea de la libertad y perpetuidad humana, pasó a ser un documental crítico de tal pretensión. Esta idea, la libertad de los hombres, frente a las dificultades de innovación de los gobiernos para solucionar los imperantes problemas de la Humanidad, esconde una nueva distopía basada en la negación de los sistemas políticos representativos y la función garante del Estado.
Estas iniciativas arropadas por una idea tecnológica y de solvencia racional frente a los problemas humanos, son propuestas privadas de talante anarco-capitalistas que atacan las estructuras actuales representativas. Bajo falsas ideas libertarias (neoliberalismo económico) apoyadas por la fuerza del capital y la iniciativa individual de una élite -tantas veces atribuida como salvadora- esconde una vez más, una probable deriva fatídica de nuestro sistema. El binomio Goodman-Keller pone al descubierto las intenciones del Seasteading Institute (SI) que pretende construir ciudades flotantes ajena al sistema representativo actual. Según los directores del film, más que un proyecto de salvación de la Humanidad, es un plan de escape de una minoría selecta de eludir la democracia representativa y favorecer la evasión de impuestos.
The Seasteaders
El proyecto plantea la idea de los nuevos colonizadores, perpetuando la evolución humana en el planeta. La tierra ya está colonizada y los problemas humanos no se han podido solventar. Incapacidad tecnológica, estructuras arcaicas y corruptas… gobiernos involucionistas. Con esta idea Seasteading Institute (SI), respaldado por Silicon Valley quieren desarrollar proyectos de construcción de nuevos espacios habitables en los mares.
Más allá de las famosas villas para ricos de Dubai, la intención, no es solo crear ciudades flotantes, también desarrollar espacios con nuevas formas de organización política y espacios habitables sostenibles. Lo que genera sombras en el proyecto es el peso del dinero. Bajo esta nueva utopía, se pretende un nuevo orden alejado de los controles estatales, aprovechando la legislación internacional que impera en los mares.
El Seateading Institute (SI) se fundó en 2008 por el empresario de Silicon Valley, Wayne Gramlich y el ingeniero de software de Google Patri Friedman, nieto del novel de Economía Milton Friedman (principal figura de la Escuela de Chicago, centro germinal de las doctrinas neoliberales económicas). Peter Thiel, el cofundador de Pay Pal, es uno de los más importantes inversores de esta explotación urbanística del horizonte marino.
El SI propone un mundo fluido –que no una realidad líquida- donde los gobiernos son elegidos a través de un mercado libre y el cambio climático “reseteado” en entornos donde poder vivir sin los avatares de éste. Bajo la idea de que los gobiernos actuales son ineficaces y opresivos por las derivas de los Estados, los colonizadores del mar plantean un futuro “libertario” de microgobiernos flotantes, donde sus ciudadanos puedan reunirse y separarse a su voluntad de los gobiernos terrestes.
Los códigos civiles tendrían más apariencia de programas informáticos y menos a las constituciones aprobadas por las mayorías.
La idea y propósito loable contempla varias lagunas. La primera de ellas es la evasión de los problemas globales, y la negación de colectividad humana que comparte no la tierra, pero sí un planeta común con los mismos problemas humanos que los continentales. El segundo evidente, estos “paraísos” son solo espacios para ricos donde no se enfocan los problemas de desequilibrio económico, simplemente se los niega o se mira para otro lado. Los problemas de exclusión por tanto se perpetúan, construyendo desde su génesis una sociedad de élites racista –lo mismo que ocurre en las naciones actuales.
El tercero, entre muchos otros, es la económico-Social. En ese contexto jurídico propio, todo parece encaminado a perpetuar el imperio del dinero y la evasión de éste sin trabas impositivas y tributarias.
Los dos documentales de Seasteaders
La filmación del material por parte de Goodman-Keller que iba a contribuir a la difusión del proyecto, acabó siendo un trabajo de investigación y crítica. Un film documental en toda regla que destapó los problemas y falsas expectativas de este futuro “brillante” y “transparente”. La buena nueva de la colonización del mar dejaba bastante que desear. En ese contexto, el film-documental que se ha podido ver en el canal Dis.art, levantó el velo y dejó ver la cara oculta del proyecto.
El SI tomó entonces la decisión de secuestrar la SEO de la película y utilizar el mismo material filmado por los realizadores para hacer un proyecto paralelo (que masivamente se ha expandido en las redes) y lanzar su versión del documental. La Casa Encendida invitó a Daniel Keller a exponer los hechos y analizar este oscuro horizonte. El documental se puede ver hasta el 13 de Mayo en las salas del recinto.
Dentro de Pulgares que se escriben y se deslizan
La película es parte del programa audiovisual que contempla la exposición del colectivo DIS: Pulgares que se escriben y se deslizan. El programa de esta experiencia propone una guía de este mundo cambiante, que nos ayuda a entender y a ver de forma crítica, a nuestras sociedades y nuestros cuerpos en el marco de un capitalismo tecnológico.