Bruce Springsteen alcanzó la fama mundial en 1975, pero no fue fruto de un día. De hecho, llevaba casi diez años en la carretera forjándose como un animal de los escenarios y su primer LP se lanzó a principios de enero de 1973, con el nombre de Greetings From Asbury Park, NJ.
Meses antes, Springsteen había superado una audición en las oficinas de Columbia Records, con el descubridor de Bob Dylan, John Hammond. Acompañado de su manager, Mike Appel, este le espetó a Hammond si lo de Dylan fue casualidad, así que más presión para el joven Bruce.
Lejos de amilanarse, Bruce acompañado tan solo de una guitarra acústica y una armónica canciones como Does This Bus Stop at 82nd Street o It’s Hard to Be a Saint in the City y convenció al directivo de A&R para grabar un disco, si bien pensaba que fuera acústico, al estilo de lo que había escuchado.
Disparidad de criterios para grabar, ¿acústico o Eléctrico?
Springsteen tuvo que acordar con la discográfica, qué tipo de sonido iba a tener el álbum, todo esto motivado por las discrepancias que tenía con los ejecutivos de Columbia que pensaban en un nuevo Dylan, cuando Springsteen llevaba girando por New Jersey bastante dando conciertos de puro rock, así que tuvieron que llegar a un acuerdo y concebir el LP en un término medio.
Así pues, llamó a gran parte de los músicos que ocasionalmente le acompañaban como David Sancious, Garry Tallent, Vini “Mad Dog” Lopez que formaron la base de la banda. Para algunos temas contó también con Clarence Clemons y Danny Federici. Así se formó la E. Street Band.
Un sonido irregular para un buen álbum
La idea de hacer una especie de híbrido folk Rock se acusó y el disco quedó irregular tanto en sonido como en contenido. Las letras de Bruce por entonces eran de corte muy Dylan, con abuso de metáforas y lenguaje de la calle. Canciones de pandillas, personajes de la calle, de alguien que está viviendo a tope la juventud pero que tiene inquietudes.
Algo que se iría forjando para cristalizar en en canciones como Thunder Road, Jungleland o Born To run.
La canción que abrió el álbum, Blinded by the Light fue número 1 pero de mano de Manfred Man, algunas canciones como Spirit in the Night, Growing Up o It’s Hard to be a Saint in the City mostraron luego su calidad en directo, siendo alguna casi imprescindibles durante muchos años.
Otras sin embargo como Mary Queen of Arkansas y The Angel, que respondían al intento de hacer algo más acústico pasaron al olvido, en parte también por ser las canciones más débiles del disco.
El disco, aunque tuvo buenas críticas, no se vendió muy bien y el éxito para el genio de New Jersey se hizo esperar, pero no por mucho tiempo.