A las 19:30 del martes 27 de febrero se presentó en Madrid la novela de Marina Sanmartín, El jardín de los sospechosos (Principal de los Libros), que salió a la venta el pasado día de San Valentín. La autora valenciana estuvo acompañada de dos buenos amigos que completaron un trío perfecto para hablar de Novela negra, maldad, contrastes, escritura y anécdotas que mantuvieron al público en vilo; muy pendientes los tres, eso sí, de no hacer spoi… (perdón, dejaron claro que la gente leída emplearía una palabra en perfecto castellano); digamos mejor que los tres se cuidaron mucho de no desvelar la trama de la novela.

Tarea complicada, sin duda, si hablamos de un libro que atrapa desde las primeras páginas y cuyo punto de partida y personajes procuraron más de una pregunta impertinente, que entre risas la autora tildaba de tramposa, y que dejaba a todos los presentes con la necesidad de saber más y corroborar las propias hipótesis al respecto de la trama.

El escenario elegido, la librería Cervantes, en pleno barrio de Malasaña. La presentación del evento estuvo a cargo de Miguel Ángel Fernández Rubio. El presentador de Lo del Floox Show puso la nota de humor y ejerció de contrapunto a la intervención de Inés Martín Rodrigo, de la sección cultural del ABC.

Uno de los temas principales de la conversación fue la perversión del ser humano.

La autora explicó cómo la maldad puede estar a la vuelta de la esquina y la fascinación que siente por explorarla. Quizás por eso, eligió colocar a sus personajes en un escenario de lo más normal —como por el que se mueve Martín, un tío que acompaña a su sobrino Lucas en una jornada escolar en la que los padres deben explicar sus oficios—, un colegio.

Y aquí entra otro ingrediente muy comentado en el coloquio: el papel de los niños en esta novela que gira, como no podía ser de otro modo, alrededor de un crimen.

Como nosotros tampoco vamos a desvelar nada, dejaremos la trama para centrarnos en otras claves de la narrativa de Marina Sanmartín. Por ejemplo, las referencias a contenidos audiovisuales recurrentes a lo largo de toda la novela.

La propia autora aconsejó una tarde de visionado de películas y series para abrir boca antes de abrir El jardín de los sospechosos. Ahora que la enésima borrasca invernal campa a sus anchas sobre nuestras cabezas, es el momento ideal para el crimen y el misterio. Ante la pregunta de Miguel Ángel sobre las referencias culturales que tiene el libro, Marina confesó su gusto por el cine de Michael Haneke y recomendó la película Funny Games. También mencionó la serie de Bruce Willis, Luz de luna y la canción Años 80 de Los Planetas. Ante semejante panorama, estaba claro que el devenir de la tertulia iría por derroteros en clave generacional.

Otro detalle que no pasó desapercibido es el contraste entre la personalidad de la autora, optimista donde las haya, y su gusto por lo noir.

(Si también te gusta el género de terror, no te pierdas esta otra historia). La autora no escatimó en detalles sobre sus influencias, su trayectoria vital y su amor por la lectura. Así el público pudo descubrir que además de no gustarle los plátanos, creció muy cerca de una tía que era una lectora empedernida de Agatha Christie, y en cuya casa podía ver todas las películas de terror que le apeteciera. Todo un cúmulo de experiencias de las que extraer a los personajes y tramas de sus novelas. Por cierto, la siguiente que ya está en marcha, continúa explorando los extraños sucesos que se derivan de El jardín de los sospechosos. Estaremos expectantes.