P.T. Anderson siempre nos deleita con películas notables, de imágenes delicadas y brillantes. Desde Magnolia, hasta Puro Vicio, Boggie Nights o The Master, todos elaborados films, en una línea fronteriza entre la tradición narrativa norteamericana y la capacidad de las imágenes para transportarte. Magnolia o The Master propondrían eses dos espejos. El hilo invisible con el enorme Daniel Day-Lewis como el modisto Reynolds Woodcock. Un sastre de alta costura acostumbrado a lidiar con las altas damas de Londres, que vive bajo el orden y el recato junto a su hermana Cyril (Lesley Manville).

En ese mundo de control entra la joven Alma (Vicky Krieps), una camarera que acabara turbando su mundo de rectitud y estilismo.

P.T.Anderson no podía ser otro, el mejor maestro de ceremonias de esta fascinante bobina, que a medida que avanza se complica y destila más detalles. Un romance completo de obstáculos, con personajes –todos sublimes, en particular los fantásticos secundarios- y con un Lewis que no podía haber elegido mejor proyecto ni director –el actor siempre ha sabido elegir trabajos a su altura. Ha decidido con esta película, parece, dejar el mundo de la interpretación y dejarnos a todos muy solos frente a la pantalla. Daniel Day-Lewis es uno de esos personajes que no se olvidan... Al igual que esta película de alta costura que dará que hablar durante bastante tiempo.