Seijun Suzuki (1923-2017) nos dejaba en el mes de Enero de 2017, un cineasta único en el Cine japonés, un referente de creatividad que ha influido en cineastas como Takeshi Kitano, Park Chan-wook, Kim Ki-duk... Wong Kar-Wai, o en el cine de Quentin Tarantino o Jim Jarmush. La mano violenta del cine japonés, un director surgido de los bajos fondos, del cómic guarro y de la maravillosa imaginación de lo irreverente y nihilista. Toda la herencia del cine jakuza tiene en Suzuki su gran padre redentor.
Los años 50-60
Suzuki comenzó a trabajar en la productora Nikkatsu como ayudante de dirección de otros cineastas.
Allí se labraría su carrera como realizador de cine de serie b. A un ritmo de películas sorprendente, el cineasta se ubicaba en una liga “inferior” para realizar un conjunto de films de “relleno” en las dobles sesiones de Cine del circuito comercial de la industria cinematográfica japonesa. Esta posición le iba a brindar una creatividad formal y una versatilidad narrativa que le serviría para forjar su profesionalidad, pero sobre todo, su propio estilo.
En 1956 realizaría su primer film como director (Minato no kanpai: Shori o Waga Te ni). Una historia de gansterismo y amor, tema recurrente que le llevaría a una producción de temática popular, enmarcado en el género del Kayo-eiga, dirigido al público juvenil y basado en éxitos de la música popular.
Durante el cúmulo de filmografía en este género, su tercer film, sería su primera película en el cine yakuza: Underworld Beauty (1958). Este sería su espacio vital en su dilatada carrera (más de 50 films) y su contribución al cine e influencia. Posteriormente a este film utilizaría el tipo de novela erótica de Tamura –padre de la literatura de la carne- para realizar Gate Flesh pero esto había solo comenzado.
La transformación
Suzuki se ubica en el éxito y comienza a replantear su propia narrativa, su estilo formal y comienza a jugar con todo, como él dijo mucho tiempo después lo suyo no era más que “la lectura personal de la herencia del teatro kabuki”. Rompe con las fórmulas repetitivas y estrena dos obras transformadoras Youth of the Beast y The Bastard ambas en el mismo año del 63.
Este último film es la primera colaboración con su director artístico Takeo Kimura que aportará a partir de ahora a Suzuki la capacidad de fascinación y juego –ilusión- que crea el cine. La imagen por tanto es más que la narración.
Esto le llevó las recrimendas del dueño de la Productora que le aconsejó que volviera a la narración simple, sin estridencias ni parodias absurdas. Camino que invariablemente ya había tomado Suzuki. Tokyo Drifter (1966) fue su nuevo film, una verdadera explosión yakuza, de música, color y violencia gratuita que sacaba al género de sus pautas y lo elevaba al mejor spaguetti wester, sobrexponiendo lo estético frente a lo argumental. Los personajes y situaciones se tornan delirantes y el humor está en todo.
La conclusión, el castigo por parte de su productor y la vuelta a rodar en blanco y negro... pero ya nada le pararía porque su próximo film sería su obra maestra Branded to Kill (Koroshi no rakuin, 1967).
Suzuki había mezclado todo, lo jakuza con el spaguetti western, lo Kich, lo erótico y lo musical con el sentido del humor, pero en Branded to kill colocaba al cine japonés en la órbita del cine europeo de la época, ubicando su forma a films como Point Blank, ( A quemarropa, John Boorman, 1967) Le samourai, (El silencio de un hombre J-P Melville, 1967). Utilizo el pequeño espacio del cine B para ubicar sus films en la órbita del gran Cine que se estaba desarrollando en esos años. Esto le llevó a su despido en la productora, y a una demanda laboral que le llevó a diez años de pleitos con su antiguo jefe sin poder realizar cine, solo trabajos para la televisión.
En 1977 reapareció en la gran pantalla con A Tale of Sorrow and Sadness, pero su legado ya no podría borrarse... el cine occidental sobre todo en las creaciones de Quentin Tarantino, que siempre le mencionó como mentor del espíritu de su cine, el reconocimiento a la labor creadora y de influencia de un género, el jakuza y una una reivindicación: la capacidad de creación de la Serie B.
Podremos ver hasta el mes de Febrero seis proyecciones en la Filmoteca de Madrid
– Underworld Beauty / (1958): 2 de febrero
– The Sleeping Beast Within/ (1960): 15 de febrero
– Gate of Flesh / (1964): 21 de enero (22.30h) + 17 de febrero
– Tokyo Drifter / (1966): 30 de enero (19.45h) + 24 de febrero
– Branded to Kill / (1967): 11 de enero (17.30h) + 28 de enero (20.00h).
– A Tale of Sorrow and Sadness / (1977): 24 de enero + 6 de febrero