Todos sabemos que la cultura Maya se desarrolló en mesoamérica. Es decir, esa zona central de América donde se encuentra Guatemala, por ejemplo. De entre las culturas que se desarrollaron en la zona, la de los mayas fue de las más destacadas por tener una escritura glífica, siendo uno de los pocos métodos de escritura que estaban muy desarrollados en la época precolombina.

No solo la escritura, sino que también la arquitectura, el arte y los ya conocidos sistemas matemáticos, astronómicos y ecológicos.

El desarrollo principal de esta cultura tuvo lugar en los estados actuales de Yucatán, Campeche, Tabasco, Quintana Roo y la zona oriental de Chiapas. También ocupó la mayor parte de Guatemala, Belice, una parte de la zona occidental de Honduras y de El Salvador.

La tumba del rey maya

Y aquí llega lo interesante. Se ha descubierto la tumba de un gobernador maya. Esta pertenecía a una fecha que se ha establecido provisionalmente como el 300-350 a.C. Se encontró a unos 75 kilómetros al oeste de otro famoso yacimiento conocido como el yacimiento de Tikal, también en Guatemala.

Lo que impresiona de este hallazgo es su antigüedad. Debemos tener claro que las tumbas mayas encontradas con anterioridad suelen datar del siglo V, VI y VII d.C. Sin embargo, ésta es mucho más antigua. Esta tumba fue analizada por un equipo de Guatemala y de Norteamérica y en concreto, comunicaron que el hallazgo pertenecía al comienzo de la dinastía Wak o Ciempiés. Estas dinastías corresponden al siglo II a.C. según calculan.

¿Quién fue ese rey?

Esta tumba se ha nombrado como El Entierro 80 y pertenece a una persona adulta. No se han encontrado inscripciones sobre quién era el gobernador pero se baraja que haya podido pertenecer al rey Te' Chan Ahk. Éste se conoce que gobernó a principios del siglo IV a.C.

Uno de los expertos ha supervisado una de las excavaciones que se llevaron a cabo. Ésta consistía en un túnel que pasa por debajo del palacio de la acrópolis hasta llegar a una cripta de tamaño pequeño que estaba tallada en una caverna natural. Ahí estaban los restos del rey maya y es donde se encontró la máscara roja de jade. Ésta imitaba su cara y debía de estar colocada encima de su rostro.

El rojo de la máscara proviene de un recubrimiento de cinabrio. Además, hay otro detalle y es que su frente tiene una protuberancia. Ésto se cree que recuerda al dios maya del maíz. Como era habitual, la tumba vino acompañada de artefactos como veintidós recipientes de cerámica, conchas de Spondylus, más artilugios de jade y el que más llama la atención, una concha tallada con forma de cocodrilo y usada por el rey como colgante.