Jose Luis Sampedro (Barcelona 1917-Madrid 2013). Me acuerdo el día que leí la noticia de la muerte de nuestro particular maestro, cercano y querido. No mucho tiempo atrás había terminado de leer la Sonrisa Etrusca. Como cualquier jornada abrí los medios y me encontré con la noticia “José Luís Sampedro fallece en su casa de Madrid”. Era una noticia esperada, aún que triste esperada, era la lógica de una vida con 96 años a sus espaldas.

Nos decía adiós una persona querida, pero sobretodo una voz cercana, sabia y humana. Sentí cierto bienestar, al conocer los detalles de su marcha. Su compañera Olga Lucas, describía con estas palabras sus últimos instantes. “José Luis se fue tranquilo, se recostó en su sillón y me pidió un Campari, yo le hice un granizado de Campari, se lo tomó y nos dijo que ya se encontraba mejor. Se durmió y ya no se levantó.

Hay muertes que casi definen una vida, o quizás una forma dulce de irse para una vida que, pudiera tener altibajos, siempre se identificó con claridad con la dignidad humana y la justicia.

José luís Sampedro en una de las muchas entrevistas que le realizaron en vida, siempre luchó por esa libertad, pero insistía que eso que llamábamos ser libre, iba cogido de la mano con los otros dos elementos de la ecuación: la fraternidad y la igualdad. En su discurso de entrada a la Real Academia en 1991 señalaba sobre el capitalismo... “le debemos el gran progreso que nos trajo desde las monarquías absolutas hasta las democracias surgidas de la Revolución francesa, pero... la libertad, no es, si no va acompañada de la igualdad y la fraternidad. Añadía, que “Solo los ingenuos y algún premio Nobel de economía llegan a creer que nuestro mercado encarna la libertad de elegir, olvidando algo tan obvio como que sin dinero no es posible elegir nada”.

Jose Luis Sampedro, nació en Barcelona pero se crió en Tánger hasta la edad de 13 años, donde según recordaba, “aquella ciudad debería haber sido el mundo entero, se hablaban varias lenguas, se utilizaban distintas monedas, y las fiestas se las intercambiaban tres religiones distintas”.

De allí retornó a la Península, a la ciudad de Soria y desde ahí, a Aranjuez (ya trabajaba como funcionario de Hacienda) “aduanero por oposición”. Fue en su traslado a Santander donde le pilló la guerra y fue enrolado en las filas republicanas, junto a un batallón de anarquistas, a los que, después de pasar muchos años, admiraba y recordaba “eran gente integra, de grandes ideales y con una condición moral elevada”. Tras la caída de la ciudad por lo sublevados, el precoz funcionario fue reclutado por los franquistas “No cambié de bando, me cambiaron”. En realidad decía José Luís, que por familia sus tendencias eran conservadoras pero al final del conflicto ya sabía que “habíamos perdido”. Sus convicciones republicanas siempre fueron claras, aunque había que sobrevivir “en un tiempo de dificultad”.

Sus obras fueron primero económicas, como Académico de Economía, estudio que como confesó, “era procedente desarrollar la carrera para un jovencísimo funcionario de Hacienda”. No solo profesó su afán sino que llegó a ser Académico y profesor en Madrid, Estados Unidos y Liverpool. Destacar sus Libros en esta campo, como Realidad económica y análisis estructural (1959) Conciencia del subdesarrollo (1973); Inflación: una versión completa (1976); Sobre política, mercado y convivencia (2006); Economía humanista; Algo más que cifras (2009)... Pero Sampedro nos regaló con su otra vida, la más conocida, la literaria, obras repletas de una visión del mundo humanista y profundo, ahondando en los elementos latentes debajo de la epidermis de la vida.

Tales como El rio que nos lleva (1961) una novela que nos adentra en ese “eterno retorno” de las manos de los madereros en los albores de la guerra civil; o La Sonrisa Etrusca (1985) una crónica generacional desde Sicilia, donde abuelo y nieto reconstruyen sus vidas; El amante lesbiano (2000), todo un canto al amor no machista, que como en Octubre, Octubre (1993)y Real Sitio (1993). Representan claramente la intención de Sampedro en ir mar adentro en la complejidad de las pasiones.

La última voz del pensador se alzó junto a su compañero de generación, el filósofo alemán Stephane Hessel, creador del concepto de ¡Indignáos! para dar peso y resorte a todas las movilizaciones que se han generado en el mundo desde la crisis económica mundial. Jose Luis Sampedro fue la voz más cercana de apoyo al 15M en todo nuestro Estado.