Fue en 1917 cuando bajo el reinado de Alfonso XIII la Armada Española se dotaba de una serie de dirigibles S.C.A. embarcados para corregir desde el aire el tiro de la artillería naval, con esto se lograba una mejora notable en la precisión pues desde el aerostato remolcado por el barco se podía corregir mejor el tiro de los cañones navales. En esos tiempos España libraba desde 1909 una sangrienta guerra contra las tribus del Rif en el norte de Marruecos y la Armada intervenía una y otra vez en la campaña con fuego de apoyo desde los buques en las operaciones costeras con lo que esta mejora se notó en el conflicto.
Pero en esos tiempos alboreales de la aviación la mejora no terminó ahí sino que la adquisición por la Armada de hidroaviones Savoia S-16, Macchi 18 y Glider Supermarine permitieron empezar a realizar operaciones de bombardeo a los rebeldes supusieron el bautismo de fuego de la aviación naval española.
Su momento culminante fue en septiembre de 1925 cuando en el Desembarco de Alhucemas los hidroaviones S-16 del porta-hidros "Dédalo" bombardean y ametrallan las posiciones rifeñas en colaboración con las otras escuadrillas navales y los aviones de la Aeronáutica Militar Española, nombre por aquel entonces del Ejército del Aire. El triunfo de esta operación que sería el primer desembarco aeronaval de la historia, pondría un fin victorioso en algo más de un año a un conflicto que ya duraba cerca de veinte y no parecía tener final.
El desarrollo
Los avatares políticos de la España del siglo XX afectaron a la aviación naval española que desapareció como tal hasta que en 1954 y merced a la ayuda americana esta renace con el nombre de Arma Aérea de la Armada equipada en principio con helicópteros Bell-47G que pronto operarán en el cedido portaaviones USS Cabot que una vez entregado a la Armada será rebautizado como el primer buque español que operó con aeronaves, el porta-hidroaviones "Dédalo" del desembarco de Alhucemas.
El viejo "Dédalo" mejoraría mucho su poder con la llegada en 1974 de los primeros cazas "Harrier" AV-8A Matador que operarían desde su cubierta convirtiéndolo de porta-helicópteros a portaaéronaves. Nuevos buques, portaaviones "Príncipe de Asturias" y "Juan Carlos I" y nuevos cazas "Harrier" AV-8B Bravo más helicópteros y operaciones reforzarían el Arma Aérea de la Armada hasta hoy a un siglo de la llegada de esos primeros dirigibles pensados para corregir el tiro de los cañones.
La conmemoración
La Base de Rota sede del Arma Aérea de la Armada fue el escenario de una ceremonia solemne donde el Rey Felipe VI descubrió una placa conmemorativa y presidio junto a la ministra Cospedal una parada militar. Pero el acto que influyó en la opinión publica fue una espectacular exhibición aeronaval, 50 aeronaves, en las playas de Rota que contó además de una demostración de los Harrier y helicópteros de la Armada y los Chinook, Cougar y Caimán del Ejército de Tierra y los Dauphine de Vigilancia Aduanera y los BK-117 de la Guardia Civil que también aporto un CN-235 de su Servicio Aéreo.
En temas de reactores un solo de Eurofighter y los C-101 la Patrulla Águila del Ejército del Aíre entusiasmaron al público que también disfruto con los aviones históricos de la Fundación Infante de Orleans y con el concurso de un avión antisubmarino P-8 "Poseidón" de la US Navy invitada especial al acto.
El futuro
En la actualidad con un portaaviones, BPE, "Juan Carlos I" una escuadrilla de cazas Harrier, helicópteros SeaHawk antisubmarinos y próxima la llegada de helicópteros "Caimán" navalizados el presente está bien estabilizado y la fuerza es potente pero el futuro a medio plazo puede estar muy comprometido cuando de 2025 a 2027 sea necesario remplazar los Harrier y el único candidato existente en el mercado es el problemático y carísimo F-35 en cuyo desarrollo España no ha participado y cuya compra es por hoy prohibitiva. ¿Soluciones? Alargar la vida útil de los Harrier en cooperación con EEUU e Italia que también los usan o recurrir a una compra conjunta con el Ejército del Aire o arreglos de préstamo con opción a compra.
A un siglo de la aviación naval española el presente es bueno, el futuro está por escribirse.