El festival Burning Man está basado en diez principios que los fundadores establecieron para estructurar y organizar el evento de forma que tuviera coherencia y sentido; entre ellos figura lo que denominan la inclusión radical que implica aceptar a todo el mundo.
Asimismo, estos principios aluden al hecho regalar más que como definición de una actitud como convicción de compartir con el prójimo sin esperar nada a cambio y, de igual modo, apelan a la denominación de desmercantilización que se conjuga en el citado entorno para evitar que, en este contexto, se establezcan relaciones comerciales.
Por otra parte, el Festival persigue unificar la cultura para hacerla distinta con la cuña de la experiencia genuina de la convivencia en Burning Man durante una semana. En esta línea, según fuentes de la organización se une la cultura a los principios emanados de los organizadores y que rigen las normas de convivencia durante la semana que dura el festival. Estos aspectos, según las mismas fuentes, se combinan "con el arte, el esfuerzo comunitario y los innumerables actos individuales de autoexpresión". Indican, asimismo, que el evento se convierte "para muchos, es una forma de vida".