Edgar Wright es un consumado realizador de entretenimiento, un buen artesano tanto en Cine como en Tv. Su última película Bay Driver es un film palomitero con un aliciente poderoso, la buena selección musical de una banda sonora surgida, probablemente, antes que la propia película.
No sé qué fue antes si la gallina o el huevo, lo que sí es cierto, es que el film es una historia romántica bajo la historia de siempre, forajidos robando bancos, estafetas de correos o cualquier entidad con amasijos de billetes.
La excusa perfecta para colocar al personaje central, el joven Baby (Ansel Elgort), un chaval con una trágica historia detrás, conduciendo un coche a toda pastilla, imposible de atrapar por la policía. El mejor conductor para salir de un atraco a un banco, el talismán del jefe de la banda, Doc (Kevin Space).
El capo es el valedor de la próxima trama a narrar, el siempre último golpe. Pero volvamos al principio de esta historia… ¿Cómo construir una película desde la música, desde el ipod de un chaval que solo escucha su colección inabarcable de clásicos del fun, rock y lo que se precie (podría ser la propia colección del director)?
y producir una película taquillera, entretenida y con ritmo… Esta era la cuestión. Edgar Wright ha sabido construir a través de sus paseos cotidianos por Lóndres o de sus travesías en coche, una idea que estaba latente, la que todos tenemos cuando conducimos y nos gusta con la banda sonora del dial elegido.