Era la noche del 27 de octubre del año 312, Constantino descansaba en su campamento militar no muy lejos del Puente Milvio. Tenía que estar en condiciones para el día siguiente, pues sus tropas se iban a enfrentar a las de Majencio y se jugaba mucho más que el honor: ser emperador de Roma.
Si se alzaba con la victoria el Imperio estaría en sus manos, si caía derrotado encontraría la muerte y Majencio sería el César. Constantino, que solo pensaba en la jornada siguiente, aparcó sus ambiciones por un momento al contemplar -como cuenta la leyenda- una extraña forma que se abría paso entre el oscuro cielo de la noche.
No pudo contener la sorpresa al ver que esa misteriosa visión se trataba de una gran cruz que asomaba entre las estrellas. Era como el símbolo de esos cristianos tan perseguidos en el Imperio y que en los últimos años habían aumentado como nunca. Sin embargo, traía un mensaje para Constantino: "In hoc signo vinces" o dicho de otro de modo "con este signo vencerás".
Según cuenta Lactancio, el emperador incorporó en los escudos y estandartes de su ejército una cruz latina conocida como staurogram. Tras esta visión, interpretada como una intercesión divina, Constantino venció a su enemigo Majencio en la batalla del Puente Milvio y se hizo con el Imperio.
Conocido con el apodo de "el Grande", a partir de ese momento su lema sería el mensaje que apareció en aquella visión premonitoria.
Autorizó el cristianismo ya que después de todo fue el símbolo de los cristianos el que ayudó a que ganara la batalla.
Eusebio, obispo de Cesarea, habla en su 'Historia Eclesiástica' de que Constantino tuvo ayuda divina, pero no menciona la visión de la cruz en el cielo. Lo hará en su 'Vida de Constantino', donde reproduce al detalle la visión y añade que también se apareció Cristo en sueños al futuro emperador para que comprendiese mejor el mensaje.
Eusebio dice que no se incorporó en los escudos y estandartes el staurogram, sino que fue el crismón.
Con su autorización del cristianismo en el Edicto de Milán -atribuida también al miedo que suponía una sublevación de los cristianos que habían multiplicado su número en los últimos años o por influencia de familiares que eran cristianos como su madre Elena- los que anteriormente habían sido perseguidos vieron levantar basílicas y capillas por toda Roma.
Fue bautizado antes de morir y sentó las bases del nuevo estatus del cristianismo, que se convertiría en la religión oficial del Imperio durante el mandato de Teodosio. Es considerado como un santo en la Iglesia ortodoxa y para los católicos orientales.
La leyenda de la cruz en el cielo que vio el emperador Constantino, quedó inmortalizada con el fresco de La Visión de la Cruz realizado en el Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano en 1524 por los ayudantes de Rafael Sanzio. De este modo, la leyenda de la visión que cambió las águilas imperiales por las cruces latinas nunca se olvidaría.