Hay películas sin calificativo, o sí, más bien no es ese el adjetivo, quizás hay que inventarlo, o no. La clasificación del film en sensacine es drama-comedia, y IMDb es más correcto, no he visto especificado su género. Tampoco sabríamos colocarlas en uno de ellos –dicho sea de paso los géneros están para derribarlos. El juego del absurdo y lo surreal nos ha dotado en el mundo del Cine de miradas tangenciales y por lo tanto artísticas, ventanas abiertas a la ficción o a la realidad-ficción. Una historia que podría quedar englobada en una narrativa cotidiana de los hechos, se convierte en otra cosa, bendita otra cosa por cierto.

Si analizamos una de las películas más genuinas dentro de este campo: Amanece que no es poco (José Luis Cuerda, 1989), hablaríamos de dos tipos en un sidecar que llegan a un pueblo y conviven con la idiosincrasia del lugar. En La alta sociedad (2016) se desarrolla una historia de clases sociales, los de arriba y los de abajo, al principio del siglo XX en Francia. La clase burguesa es una familia de tarados pero de buen corazón que tienen una particular forma de procrearse –se casan entre primos- La clase humilde vive abajo, son marineros y mariscadores que tienen otra particularidad: son caníbales. Parece que la historia puede funcionar... se supone que esa connotación simbólica sería al revés.

En medio de todo este asunto, una estrambótica e hilarante pareja de policías, el comisario Machin y su ayudante Malfoy, dos descubrimientos actorales de primer orden con un registro actoral incalificable por... ¿inexistente?

El film se mueve en un juego de minimalismo a través de las correrías de estos dos personajes, una pareja que sin lugar a dudas ha hecho ya mella en la historia del cine galo –recuerden, el comisario Machín y su ayudante Malfoy-.A través de esta inoperante pareja de policías que buscan desesperadamente gente que desaparece...

“Es un misterio” vamos de un lado para otro en brazos de un inexpresibo barquero. La familia burguesa Van Peteghen, cualquiera de sus personajes, es un delirio de gestos para un actor cómico, donde descubrimos a una Juliette Binoche en un papel sorprendente por lo hilarante, fuera de su habitual imagen. Este grupo de criaturas de la alta sociedad son un cuadro del mejor absurdo bretón.

Si el mundo va de clases y se mueve en medio de este sinsentido ¿ porque no llevarlo al extremo? Los burgueses son gente que no trabaja y siempre está ociosa, toman licores y contemplan la hermosura estética del paisanaje. Hacen cosas, tienen juegos e inventos para divertirse; pasan el tiempo mirando las nubes, declinando libros. La clase obrera siempre portan pesos, cosas pesadas en sus manos; trabajan para sacarse unos francos, hablan poco; actúan, golpean, comen cosas que consiguen con su esfuerzo, están sucios y... son caníbales. Los burgueses son inútiles y felices, comen pollo y carne asada que trinchan; utilizan coches y procuran hacer relaciones públicas en su entorno. En medio de milagros sorprendentes y personajes delirantes, Machin y Malfroy, un gordo alto y un flaco bajo vestidos de negro (una extraña versión del gordo y el flaco) en medio de la arena de la playa y sus desniveles se mueven, bueno, el gordo rueda normalmente de un lugar a otro; de la playa a la mansión Van Peteghen, de ahí a la casa de los marineros, en una romería atemporal. Todos van y vienen, el silencio en un extremo y la palabra en exceso en el otro... La virgen María, un horizonte marino y el viento que proveerá.