La frase que pronunciase hace ya muchos años el mago del suspense y la tensión fílmica, Alfred Hitchcock, ha sido, como señala el propio autor, “el leit motive de mi primer musical”. El ascensor es un musical, romántico y repleto de suspense que encierra a dos personajes en un ascensor. Dos seres desconocidos que descubren que tienen mucho en común. Un ingenio mínimo para habitar grandes espacios en el corazón. José Masegosa ha intentado así trasladar el estilo intenso del Off Broadway al público de aquí. Ambientado allí, en el NY contemporáneo, la obra se mueve en el triangulo amoroso entre Emma, John y Mark.

Finalmente son Mak y Emma los que en un cruce de caminos se quedan encerrados en el ascensor de la oficina común. Ese espacio metálico e íntimo es el lugar donde el suspense del amor, la música y la palabra juegan para recogernos en una eterna luz de luna, aunque sea a oscuras. La fuerza de la imaginación en ese reducido lugar donde se ubica este musical, se inspira en el juego en el tiempo de films como Psicosis, Vértigo o Crimen perfecto... en otras palabras, hacer conocer al espectador de claves que el personaje desconoce.