Explicación mitológica del arte
La creación se concibe como un acto de índole artística. Una interpretación grecorromana sobre el origen de la pintura se basa en la contemplación de la imagen de Narciso en un manantial en el que luego se ahoga. La actividad artística constituye el espacio en el que los humanos compiten con los dioses y dicho espacio no queda exento de conflictos que enfrentan a ambos.
Apartados de la exposición
En "el Quijote y las Meninas" se exhiben componentes comunes a ambas obras. Constituyen un referente en el Siglo de Oro español y están dotadas de un carácter autorreflexivo.
"Cuando no basta el Arte: el poder de las imágenes" nos recuerda que las obras de arte desempeñan a lo largo de la historia un carácter controvertido, pues no sólo se reconoce su prestigio sino que también despiertan la codicia de muchos por su posesión. Así, el poder que se atribuye a determinadas piezas genera relatos milagrosos o encrucijadas sobre su destrucción. En "la pintura como signo" se presentan retratos dentro de un cuadro, con numerosas obras religiosas propias de la Antigüedad. La perspectiva múltiple por la contemplación de tantos cuadros en uno solo no deja de ser un deleite para la vista.
En "los límites del cuadro" se juega con la ilusión de otorgar a la pintura un carácter tridimensional.
"La tradición de Tiziano" señala a éste como el maestro conciliador de dos posturas: la que considera que la pintura pertenece a un oficio artesanal y la que postula que es una materia de tradición artística. En "arte infinito" se va más allá. Se concibe la pintura como un arte liberal. Se da pie a la libertad a la hora de interpretar las fábulas, como la de la mortal Aracne compitiendo con la diosa Palas en "las hilanderas".
En "el rostro del arte" los artistas tratan de difundir su imagen a través de los autorretratos y se difunden como personajes públicos. La indumentaria señala su escala social. Sus rasgos físicos denotan su nivel intelectual y otros detalles informan de su estilo de vida. En "los lugares del arte" se representan aquellos escenarios relacionados con el mundo artístico, como academias de aprendizaje y talleres de escultura o pintura así como entornos típicos de la nobleza o realeza, destino de tantas obras.
"La historia del arte" recrea el momento de la Ilustración, que supuso una modernización en Europa del concepto de historia del arte, proceso que concluye en 1781 cuando Jovellanos escribe su "elogio de las bellas artes". En "Goya y la crisis de la imagen religiosa" se analizan las disposiciones de algunos artistas hacia la representación devota. Goya se plantea que su trasfondo es la superstición. En "mitos modernos" se hace referencia al amor, la muerte y la fama, temas a los que muchas obras otorgan un protagonismo indiscutible. "Hacia un nuevo artista: entorno afectivo y subjetividad" manifiesta la transparencia de los artistas a la hora de exhibir su ambiente personal. Por último, en "al final de este viaje" supone el levantamiento del Museo del Prado en 1819 como hito arquitectónico y cultural de la ciudad de Madrid.
La exposición es larga pero amenizada por la contemplación de tanta belleza artística.