Como ya le aconteciera con su primer film Todos vosotros sois capitanes (2011), Mimosas (2016), fue premiada en el festival de Cannes con el premio FIPRESCI. El film rezuma en sus entrañas un westrem y un viaje antropológico, una extraña pero brillante mezcla de estilos y de autores. En esta cinta se puede respirar a John Ford como a Jean Rouch, a Tarkoski como a a Herzog o Morder.
La esencia del Cine se contempla en esta bobina, un cine germinal y básico donde el viaje, eje central de la narrativa cinematográfica, y el suspense en busca de un objetivo nos enredan en la excusa del cuento para adentrarnos en la poética de la imagen. La aventura hacia la muerte, la desviación de la historia no es lo relevante respecto al tránsito. Los paisaje y el trayecto hace que el espectador deje de pensar en la película, para comenzar a vivir el film. Entrar dentro de la imagen.
La historia nos cuenta el viaje a realizar en una caravana para llevar a un viejo moribundo al lugar de su entierro en el Atlas.
El film se desarrolla a través de afrentas que ese destino procura. Un viaje peligroso donde los bandidos acechan y la muerte está tras cualquier esquina de ese paraje maravilloso. El film nos atrapa, el espectador va entrando poco a poco en la belleza de esos parajes, en la sublime fotografía, una imagen que nos posibilita varias imágenes, puertas que se abren bajo el ritmo de la música sufí. El film nos cuenta una historia pero nos regala un viaje hipnótico, tántrico, y silencio, momentos de silencio.