En 1307, Felipe El hermoso, acusó a los Caballeros Templarios de Herejes y fueron llevados a la hoguera, y un siglo después, la Santa católica, Juana de Arco, a pesar de haber vencido al ejército Inglés y de haberlos obligado a levantar el sitio en Orleans, fue capturada y acusada de Herejía. El tribunal de la Inquisición, aseguraba que las voces que ella escuchaba eran del diablo y que sus premoniciones eran brujería. Juana de Arco fue condenada a morir en la hoguera, y el 30 de Mayo de 1431, fue quemada viva.
En 1487, fue publicado el manual sobre brujería más depravado y misógino de toda la literatura, en el que se encontraban las bases, consejos legales y métodos para capturar y torturar a quienes consideraban brujas, el malleus maleficarum, también llamado el martillo de las brujas.
Durante 200 años, el malleus maleficarum llegó a publicarse en 4 idiomas y fue la principal referencia en la cacería de brujas. En España, el inquisidor, Tomás de Torquemada, considerado el fundador de la inquisición, y quien guió el tribunal durante su etapa más sangrienta, un teólogo idólatra, antisemita, y que mostraba una enorme hostilidad en contra de los Judeo conversos, sembraba el terror en España. Durante los 20 años de Tomás de Torquemada como inquisidor, murieron 2,000 personas y otros miles fueron torturados.
No hay nada que intrigue más a los investigadores, que saber si en realidad los Judíos conversos, continuaban practicando el Judaísmo en secreto, pero la única información que se tiene, es la del santo oficio, la pregunta es: ¿Se debe creer por completo en el reporte del santo oficio?
O se trató de una injusticia absoluta. Sin embargo, hay algo que los historiadores han podido confirmar, la tortura en manos de la inquisición Española, se usó poco. Había reglas precisas. Ésta, no podía ser usada en ancianos, leprosos, enfermos y niños. Otra regla vital era que la tortura no podía aplicarse más de 3 veces ni por más de 15 minutos, aunque hubo quien rompió las reglas.
Miles de Españoles conversos huyeron a Portugal, hasta que los Portugueses instauraron su propia Inquisición y todo cambió, hubo persecuciones tan mortales que muchos de los conversos Españoles, decidieron regresar a su país. Pero en el nuevo mundo, una amenaza surgía: "El Protestantismo" lo que obligó a la Inquisición a acabar con Monjes, Sacerdotes, y soldados Ingleses.
Todos fueron quemados en la hoguera. Por otro lado, la Inquisición Romana, reprimía las ideas científicas e intelectuales de los mayores pensadores del renacimiento, como Giordano Bruno, un genio visionario que creía que había vida en otros planetas y que en 1600 fue quemado vivo. Otro pensador, Galileo Galilei, fue acusado de herejía, y en 1633 enfrentó a la Santa Inquisición, quien le sentenció a vivir en arraigo domiciliario el resto de su vida.
En los siglos XVII y XVIII, la inquisición empezó su declive y a partir de 1730, desapareció en España, años después, se eliminó en Portugal, sin embargo, en Roma, La Inquisición siguió ejerciendo, en teoría, aunque no en la práctica, durante 150 años más.
Desde la caída de la Inquisición, existen miles de mitos y testimonios poco exactos, sin embargo, fueron necesarios muchos siglos y muchas muertes para darse cuenta de que algo estaba mal, y que el dolor y el temor que causaron, son inenarrables.