Este fin de semana son las elecciones al gobierno español en las que hombres y mujeres votaremos por igual, pero aún muchas de nuestras abuelas recuerdan cuando esto no era así. A principios del s.XX Inglaterra era uno de los países más avanzados del mundo, los pobres, los enfermos psíquicos y las mujeres carecían de derecho al voto. En 1903 se creó la Unión Política y Social de las Mujeres, que luchaban por el derecho al voto femenino, en 1906 se trasladaron a Londres e iniciaron una vía de reivindicación más violenta, con manifestaciones multitudinarias e incluso actos vandálicos.

La represión contra estas mujeres fue brutal, fueron puestas a la misma altura que los terroristas, encarceladas y a veces golpeadas, muchas veces al ingresar en prisión iniciaban una huelga de hambre para que su causa siguiera en el candelero.

Sufragistas en realidad fue la palabra peyorativa que la prensa escogió para el movimiento, pero ellas la asumieron y la convirtieron en término reivindicativo. La historia de este movimiento relativamente desconocido es la que nos cuentan la directora Sara Gavron (Brick Lant) junto a la guionista Abi Morgan (La Dama de Hierro), una minuciosa documentación avala la calidad y fidelidad de su trabajo.

La líder del movimiento sufragista fue Emmeline Pankhurtst, interpretada en la película por una magnífica Meryl Streep, que suena para el Oscar por los cuatro minutos de encendido discurso que tiene en la cinta.

Sin embargo, la protagonista es la actriz Carey Mulligan (El Gran Gatsby) que interpreta a Maud Watts una mujer que es explotada desde niña en el trabajo de una lavandería, una luchadora de clase obrera, que pese a la oposición de su marido Sonny (Ben Wishaw) se une al movimiento sufragista siguiendo primero la línea pacífica, para radicalizarse cada vez más al ver que así no conseguían nada.

Elena Boham Cater (Los Miserables), Romola Gardi, Brendan Gleeson, Anne-Marie Duff son parte del resto del reparto.

La crítica ya habla de Sufragistas como de una de las mejores películas del año, el Time Out London ha dicho de ella "es dura, cruda y desoladora y logra que el dilema de las sufragistas parezca inmediato y real". En definitiva una buena opción de Cine para un fin de semana electoral.