La historia que cuenta esta película se basa en otra que Claude Berri dirigió en 1977, titulada originalmente “Un moment d’égarement” (Un momento de distracción), inédita en España, y que tuvo un remake americano pocos años después, “Lío en Río”, protagonizada por Michael Caine y que fue la última película de Stanley Donen (“Cantando bajo la lluvia”).

Pero ésta última tenía más calidad y más fuerza que la versión nueva, pese a dos excelentes actores, Vincent Cassel y François Cluzet. El primero con su carisma de “malo” de película (aunque ésta vez hace de bueno al que las circunstancias lo superan) y el segundo con su campechanía, gran estrella desde “Intocable”.Lo que se cuenta aquí daba para un drama de altura, uno de esos de “amour fou”que los franceses saben hacer como nadie.

Pero el resultado decepciona por varios motivos.

Primero, por el aire distante con el que se pretende mostrar lo que ocurre sin melodramatismos desatados. Incluso la banda sonora de Philippe Rombi es escasa, prescindiendo de ella en los momentos más tensos. Segundo, por cómo se trata lo que daba más jugo: la relación pasional entre una chica adolescente desinhibida y un maduro atractivo. La frialdad e incluso un cierto pudor mostrado por los guionistas y el director en estas escenas (aunque la de la seducción en la playa es algo más explícita) perjudica la trama. Como si tuvieran miedo de la reacción de ciertos espectadores.

Todo empieza cuando Antoine (Cluzet) y Laurent (Cassel) llegan a Córcega con una hija de cada uno, Louna (Lola Le Lann) y Marie (Alice Isaaz, “Los ojos amarillos de los cocodrilos”).

Los dos padres están separados, Laurent divorciado y Antoine a punto de estarlo, aunque finja ante todo el mundo, con una cierta prepotencia ridícula, que su mujer volverá con él, aunque él intenta ligarse patéticamente a una camarera de barco. Louna empieza a insinuarse a Laurent, y aunque él quiere evitarlo, una noche, ella se desnuda delante de él en una playa y lo seduce.

Marie intuirá lo que ha pasado y se enfurecerá. Cuando Antoine descubre lo que pasó, aunque sin saber quién es él, jura matarlo. Vamos, un drama pasional en toda regla.

La película empieza como una comedia, aunque sin arrancar apenas carcajadas por lo simple de las situaciones. Cuando todo agarra aires de drama, queda poco creíble por la actuación desde entonces de Cluzet, con gestos ridículos, más propios de comedia bufa, algo que ya le vimos en “Pequeñas mentiras sin importancia”.

Es como si los guionistas quisieran redimir al personaje de Cassel, más lúcido a pesar de todo, a cambio de denigrar y dejar como un payaso hipócrita al de Cluzet.

En varios momentos, la película parece reaccionar e incluso proponer salidas diferentes a caminos ya trillados, sobre todo en la resolución final. Pero todo queda al final como desaprovechado. El director, Jean-François Richet, está como fuera de sitio, ya que lo suyo es el Cine de acción a la francesa.