Whiplash está siendo una de las películas del año. Crítica y público han coincidido en la fuerza que desprende desde el primer fotograma hasta el último, y no hay espectador que la vea que no caiga rendido ante la excelencia de su narración, de su montaje frenético y de unos intérpretes excepcionales que ya han dejado huella en nuestro recuerdo. Ellos son J. K. Simmons, reciente ganador del Oscar al mejor actor secundario por su enorme retrato de un profesor de música sin escrúpulos, y Miles Teller, visto en Proyecto X, la película de la fiesta, no la de Mathhew Broderick, Aquí y ahora o Divergente, y a quien en el futuro veremos en la continuación de ésta, Insurgente, y en el reboot de Los cuatro Fantásticos, es decir, el relanzamiento de la historia de los cuatro superhéroes, en el papel de Mr.

Fantástico, que en 2005 ya interpretara Ioan Gruffudd.

Whiplash se ha convertido en un clásico moderno al que es complicado adjudicarle otros intérpretes para el profesor Fletcher y el alumno Andrew que no sean los que ya admiramos, pero, por otro lado, ya está disponible en distintos portales de Internet el corto, titulado exactamente igual, que sirvió de base para que su director pudiera mostrar lo que quería contar en la película y convencer así a los productores para llegar a realizar el largometraje, y al verlo, comprobaremos cómo uno de los rostros no es aquel con el que nos estresamos en la gran pantalla. En efecto, en la pequeña pieza no está Miles Teller, sino Johnny Simmons, uno de los actores de Las ventajas de ser un marginado o de Jennifer´s body interpretando el personaje de Andrew.

J. K. Simmons sí coincide en ambos, por lo que nos podemos sentir cómodos viendo que el profesor es el mismo y, psicológicamente, todo nos encaja en su composición, pero al habernos acostumbrado a Teller en el personaje contrario, el del chico de la batería, nos parece que nos falta algo cuando vemos a Simmons en su lugar.

Ni qué decir tiene que éste funciona maravillosamente dentro del engranaje que es el pulso entre maestro y aprendiz, lo malo, en su caso, es que tenemos con quién compararlo: con alguien que ya nos resulta imprescindible. Porque el corto, que está diseñado a modo de "demo" de lo que se pretendía conseguir con la película, es un calco a lo que ya hemos visto en ella.

El primer día de clase de un joven que quiere llegar a lo más alto en cuyo camino tendrá que enfrentarse a un profesor nada convencional. La mítica expresión Not my tempo también la escuchamos en los escasos veinte minutos que dura, y ese lanzamiento de silla, que ya nos sobrecogió en el tráiler, sigue estando presente. La idea es quedarse con ganas de más y el largometraje satisface ese propósito completando y concluyendo lo que el corto únicamente esboza.