Preguntas a uno mismo: ¿demostramos con normalidad a nuestra pareja nuestros verdaderos deseos sexuales que podemos llegar a tener en un momento determinado? ¿Te reprimes o te avergüenzas de decir lo que sientes? Parece ser que hay una diferencia abismal entre hombres y mujeres, y son estas últimas las que más reprimen sus deseos e impulsos sexuales frente a los hombres, aunque si la comparación se hubiera realizado hace veinte años, por ejemplo, la diferencia sería aún mayor, y es que aunque sea muy poco a poco las mujeres cada vez son más libres a la hora del sexo.

Una investigación que ha sido publicada en la prestigiosa revista Psychological Science avala que la mayoría de la población femenina no dice a sus parejas que quieren sexo cuando realmente les apetece y prefieren reprimirse. Por norma general, los hombres no saben realmente interpretar las verdaderas intenciones sexuales de las mujeres y con frecuencia confunden signos de amistad o simple cercanía como señales de impulsos sexuales femeninos, según han afirmado en su estudio los prestigiosos científicos Carin Perilloux y Robert Kurzban.

Para obtener datos concluyentes se tuvieron que realizar tres investigaciones diferentes cambiando a los individuos, para las que se emplearon 271 hombres y 213 mujeres (heterosexuales), los cuales tuvieron que rellenar una serie de preguntas contextualizadas en diversas situaciones de pareja y vida íntima.

Cuando se recopilaron las respuestas, se encontró que el sector masculino tendría más relaciones sexuales que las mujeres al darse esas situaciones además que tienden por norma general a sobrestimar el interés sexual de la Mujer.

Un dato curioso sacado de la investigación es que las mujeres supieron predecir las respuestas de las otras mujeres al cuestionario, es decir, se imaginaban lo que habrían puesto ante las situaciones más comprometidas expuestas y adivinaban lo que desean en realidad y lo que callan lamentablemente, como un pacto silencioso entre mujeres, ya que raramente hablan abiertamente de este tema y se niegan a admitir sus verdaderos impulsos e intenciones sexuales, todo lo contrario a los hombres, que son mucho más abiertos y liberales.