La corrupción es un mal endémico de España, al menos desde el siglo XVI. El poder político ha tendido a satisfacer intereses personales, a cambio de diversas dádivas. En épocas pasadas, los implicados eran miembros de la familia real, cuando no el propio monarca de turno, y miembros de la nobleza. Ahora, además de la familia real, tenemos políticos de carrera y empresarios.

Sea como sea, la corrupción política en España tiene una larga tradición, de la que personajes como Jordi Pujol, Iñaki Urdangarín, Francisco Granados, Luis Bárcenas, etc. son descendientes directos. Veamos algunos de los capítulos más interesantes de la historia de la corrupción española.

Reinado de Felipe III. Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, que a partir de 1599 sería conocido como I Duque de Lerma, fue el hombre que más poder ostentó en España durante el reinado de Felipe III. Como no podía ser de otra manera en alguien de su calaña, aprovechó este poder para enriquecerse: primero, compró una serie de propiedades en Valladolid, seis meses después persuadió al Rey para que trasladara la capital de Madrid a Valladolid, gracias a lo cual sus propiedades aumentaron de valor. Posteriormente le vendió algunas de estas al monarca.

Pero el Duque de Lerma era un tipo muy vivo, así que hizo algunos tratos con el alcalde de Madrid y convenció a Felipe III para que regresara a la ciudad, repitiendo la operación. Sin embargo, como siempre ocurre en palacio, las intrigas estaban encontradas. La reina consorte, Margarita, no estaba muy contenta con la influencia que ejercía el duque sobre su marido, así que empezó a investigarlo. Los escándalos de corrupción comenzaron a salir a la luz y los implicados fueron castigados. El duque, que ya veía su cabeza rodando, decidió meterse en la Iglesia y se hizo cardenal, con lo que evitó el castigo. Ese era el aforamiento de la época.

María Cristina de Borbón-Dos Sicilias era la esposa de Fernando VII, madre de Isabel II.

Fue regente tras la muerte de su marido y hasta que su hija Isabel cumplió los 13 años de edad. Desde el nacimiento de su hija, se dedicó a las intrigas reales para abolir la ley sálica, que impedía a las mujeres reinar. Así aseguraba el trono para su hija.

Una vez que acabó su regencia y con el trono de la niña asegurado, se dedicó a los negocios. Concretamente, a especular con la sal, el comercio de esclavos y el ferrocarril. Tenía intereses en la mayoría de proyectos industriales que se desarrollaban en España. Para el transporte de las mercancías, sal y esclavos, utilizaba barcos financiados con dinero público. El escándalo se destapó y María Cristina de Borbón fue expulsada de España en 1854.

No obstante, regresó a España durante el reinado de Alfonso XII, aunque no se le permitió instalarse aquí de forma definitiva.

Joan March Ordinas fue, seguramente, uno de los hombres que más poder ha atesorado en España entre 1915 y 1964, año de su muerte. Fue una de las fortunas más grandes del mundo. Fortuna que, por supuesto, no consiguió trabajando, sino gracias a todas una serie de artimañas, que van desde el tráfico de tabaco, al tráfico de armas, pasando por el espionaje a favor y en contra de España, según el postor, y a conseguir contratos ilegales con Primo de Rivera (consiguió el monopolio del tabaco en todo Marruecos).

Sobornaba a ministros, policías, etc. Durante la II Guerra Mundial, Los nazis pensaban que era un buen aliado, un auténtico enemigo de los británicos; los británicos, a su vez, pensaban que era un auténtico antinazi y anticomunista.

Financió al bando nacional durante la Guerra Civil y fue diputado e incluso miembro de la comisión de garantías constitucionales durante la II República. Francesc Cambó (Ministro de Hacienda durante el reinado de Alfonso XIII) lo denominó "el último pirata del Mediterráneo". Y durante la II República, Manuel Azaña afirmó que "o la República somete a March o March someterá a la República".

Joan March fue encarcelado en 1932 en la prisión de Alcalá de Henares, sin embargo, logró fugarse con suma facilidad, ya que le ayudaron a ello. El mismo guardia que lo vigilaba hizo de chofer para sacarlo del país (fue llevado a Gibraltar). El estraperlo de 1935 es una historia que involucra al sobrino del presidente del gobierno de aquella época, Alejandro Lerroux.

Fue a partir este escándalo cuando se empezó a utilizar el término "estraperlo". En este caso, se refería a un timo llevado a cabo por un judío holandés, David Strauss, y su socio, otro holandés nacionalizado en México conocido como Perlowitz (estraperlo viene de la unión de Stra-Perlo, es decir de las primeras letras de los nombres de estos dos).

Strauss había inventado una ruleta, la cual estaba trucada. Pero en España este tipo de juegos estaba prohibido, así que sobornó a unos cuantos miembros del gobierno, entre ellos al sobrino del presidente. Como el escándalo fue descubierto, Strauss no pudo desarrollar su negocio, así que exigió a los sobornados que le devolvieran las dádivas. Estos se negaron y el escándalo salió a la luz, provocando una profunda crisis de gobierno.

Durante el Franquismo la corrupción era el pan de cada día. El término "estraperlo" se popularizó, precisamente, en esta época. Desde el caso Barcelona Traction, que implica a Joan March directamente, hasta la corrupción urbanística del chabolismo vertical, pasando por el caso Matesa. Durante esta época, mucha gente se enriqueció, a la par que el pueblo pasaba hambre.

La democracia y el PP de Madrid. Durante los últimos gobiernos de Felipe González, ya en los 90 del siglo XX, salieron a la luz numerosos escándalos de corrupción. Nombres como el de Mario Conde, Javier de la Rosa o Luis Roldán se hicieron más que famosos. Ahora, en la actualidad, están siendo destapados otra serie de escándalos de corrupción dignos de sus predecesores.

Los escándalos de corrupción actuales cubren a buena parte de los partidos políticos que han llegado a ostentar alguna cuota de poder, PSOE, PP y CiU sobre todo. También tocan a la familia real, sobre todo a la Infanta Cristina y a su marido, Iñaki Urdangarín. Así como a grandes empresarios, como Díaz Ferrán. Uno de los centros de la corrupción está en el PP de Madrid, cuyos escándalos están saliendo en estos días. Nombres como los de Luis Bárcenas, Francisco Granados, Ángel Aceves, Rodrigo Rato, etc. figuran entre nuestros corruptos, la mayoría de los cuales, si no todos, tienen cuentas secretas en Suiza, un paraíso fiscal.

Por supuesto, no podemos dejarnos aquí al clan Pujol. Durante el gobierno de la Generalitat de Cataluntya, Jordi Pujol padre atesoró una inmensa fortuna, la cual estaba oculta en Suiza. Su esposa y al menos tres de sus hijos están involucrados en escándalos de corrupción por blanqueo de dinero.