El ciclo de luz diario es sabio y está definido en cuestiones tales como la modulación de la actividad física y mental, su incremento y su decrecimiento. Dicen que es sabia la naturaleza. Entonces, ¿por qué motivo insistimos en romper sus normas? Quiero decir que existiendo festividades puntuales y motivos de celebración no nos adaptamos a los ritmos naturales del día y de la noche. De todos es sabido que la noche susurra en voces casi imperceptibles, sutiles como plumas y sin embargo algunos se empeñan en alzar el grito en estridencia interrumpiendo el ensueño natural que las personas necesitan para descansar.

Del mismo modo, los sonidos del día son alegres, dinámicos y a menudo armónicos, y sin embargo son muchos los que caminan con sus párpados medio cerrados. Parecen no haber podido descansar lo suficiente durante la noche ¿Cuál será el motivo?

Existen especies de aves nocturnas que aún siéndolo respetan las leyes de la noche. A ningún búho se le ocurriría trinar como un jilguero. Son animales que aunque despiertos son amantes de la quietud y la calma que ofrece el manto estelar. Podemos aprender de todos ellos y sin embargo no será posible hasta que padres y tutores den un buen ejemplo a sus hijos.

Se echa en falta algún toque a tiempo o un pide disculpas a la señora o cede tu asiento. Los niños viven en un mundo de fantasía en el que cabalgar, volar y luchar a pleno pulmón.

Resulta natural y sin embargo los padres deben, con respeto, adiestrar a sus cachorros a interactuar con una sociedad que en breve será heredada.

Nacimos con dos ojos bien provistos de párpados para poder ser cerrados ante la fealdad. Por desgracia nuestros oídos son víctimas del escándalo ajeno al carecer de ellos. Sé que a muchos les parecerá exagerada mi exposición, para todos los demás dar muestras de desaprobación hacia estos comportamiento tendientes a la barbarie es muestra de buena conducta.

Al fin y al cabo, caminar como gatos, escuchar como búhos y susurrar secretos al oído no suena tan mal para todos aquellos que deseen practicar un sonido de la ciudad más melódico. Término que en este sentido implica civismo.

En este punto podría ubicarse el tema de las manifestaciones pacíficas que lo son por el respeto que muestran sus participantes hacia sus congéneres aunque opinen de modo contrario o no estén interesados en el tema, porque hasta para este tipo de personas ver un mar de personas desfilando ordenadamente, con pancartas silenciosas, caminado con civismo por unas calles que al uso son compartidas no genera ningún tipo de crispación ni enfrentamiento a la vez que no impide que parte de la población interesada dé a conocer su legítima opinión.

Sí, bajo mi punto de vista el civismo debiera ser premiado por encima del castigo por falta de él. De todos es sabido que un buen dulce a tiempo es siempre mejor que una colleja a fechoría hecha.