Si hay un arquetipo a Rey malvado este es sin duda Ricardo III de Inglaterra. Aunque hoy todos los historiadores coinciden que no fue un rey especialmente malvado, la visión que dio de él William Shakespeare ha marcado su figura sobretodo en el mundo anglosajón. Este usurpador jorobado que protagonista de la obra homónima de Shakespeare, así como la frase “Mi reino por un caballo” son una recreación del autor, que gracias a la popularidad de ésta ha transcendido al personaje real.

La guerra de las Rosas

Este nombre acuñado durante el romanticismo, indica el hecho de que la Guerra Civil Inglesa de 1455 a 1485 los dos contendientes tenían el mismo escudo, una rosa que sólo la diferenciaba el color: blanco para los York y rojo para los Lancaster. Los dos tenían el mismo escudo porque eran ramas secundarias de la Casa de Plantagenet reyes de Inglaterra durante toda la Baja Edad Media. Los Lancaster accedieron al trono cuando Enrique IV derroco y asesinó a su primo Ricardo II (último Plantagenet de la rama principal), saltándose los hijos de éste, con el beneplácito del Parlamento Inglés debido a que el reinado de Ricardo fue bastante impopular. Pero descartando los hijos quien venía después en orden sucesorio eran los York. La débil legitimidad sumada a que Enrique IV se volvió loco obligó a un consejo de regencia, durante el cual Ricardo Plantagenet Duque de York reclamaba su legitimidad como rey, la creciente tensión desembocó en un ataque por parte de la reina a la casa de York. Después de años de campaña sangrienta los York acabaron victoriosos proclamándose Eduardo IV hijo de Ricardo Plantagenet rey. Los Lancaster probaron diferentes revueltas y campañas, ayudados tanto por partidarios ingleses como por Francia, Escocia y Borgoña; siendo el resultado final un fracaso que literalmente finiquitaría la guerra en 1479 al desaparecer toda la línea Lancaster.
Pero Eduardo muere descendiéndolo su hijo Eduardo V que por desavenencias familiares había quedado bajo la protección de la familia de su suegro (Woodville). Así que el partido anti Woodville empezó a moverse consiguiendo que el hermano pequeño de Eduardo IV (Ricardo de Gloucester) se convirtiera en Lord Protector durante la minoría de edad del Rey. Los constantes desacuerdos entre Ricardo y Anthony Woodville (tutor del rey y su hermano), acabará con la captura del primero de los dos niños y la ejecución de Anthony; los niños serán encerrados en la Torre de Londres donde se perderá su panadero y Ricardo pasará a ser Ricardo III al declarar nulo el matrimonio entre Eduardo y Elizabeth Woodville e ilegítimos sus hijos.

Nuestro protagonista 

Ricardo III fue un fiel y habilidoso comandante para su hermano Eduardo IV, por eso los partidarios de los York lo escogieron como mejor descendiente de este en contraposición del hijo que literalmente abría la entrada de la Casa de Woodville en la regencia. Decapito mucho durante su corto reinado, tres meses, pero tiene su sentido, desarticulo un complot poco antes de ser coronado y se levantó una revuelta poco después. Esta revuelta la capitalizo un Lancaster de una rama secundaria Enrique Tudor, que se casó para darse más legitimidad con Isabel de York hermana mayor de los dos niños desaparecidos, autoproclamándose sucesor de las dos familias, algo que le consiguió un gran apoyo. 
Tres meses después de ser coronado se enfrentará a Enrique (y futuro Enrique VII) en Bosworth, donde presumiblemente iba con un ejército superior en número, aunque una vez empezada la batalla le traicionó una parte considerable de su ejército. La muerte de Ricardo en ella dio fin a su reinado y al inicio de su leyenda negra.

Mi reino por un caballo

Aunque quien popularizó la maldad de Ricardo fue la obra de Shakespeare: Ricardo III, en realidad esa visión de un rey cruel y despiadado viene de una biografía de Tomas Moro. Moro que acabará decapitado por Enrique VIII (hijo de Enrique VII) al negarse a reconocer el divorcio de éste con Catalina de Aragón, siempre fue un fiel súbdito de Enrique, quiso afianzar la legitimidad de su señor mostrando la vileza del oponente. Será el quien dirá que era deforme algo bastante improbable en un comandante de éxito en el campo de batalla.
Shakespeare mostrará a alguien vil y deforme siguiendo el guion de Moro. El final es apoteósico y totalmente inventado: durante la noche se le aparecen los fantasmas de quienes ha matado augurando su muerte en combate, durante la batalla que inicia ganando pero de golpe se ve solo y al huir cae del caballo, en el suelo pide uno a cambio de su reino pero es muerto; un final de cobarde para un personaje malvado.

El resucitar de un rey 

En el año 2012 fueron encontrados de casualidad los retos que se creían perdidos de Ricardo III. Este hallazgo, en el cual se tomaron todo tipo de precauciones en su confirmación, desveló muchas de las incógnitas sobre el personaje. Entre las incógnitas estaba su deformidad, la cual fue desmentida. Pero la sorpresa ha estado en su muerte. Según el cronista de Enrique VII, Ricardo fue rodeado por los señores que le traicionaron y muerto en combate solitario contra ellos. En un estudio preliminar una herida en la pelvis parecía confirmar esta teoría. Pero estudios posteriores demostraron que la herida en la pelvis era post mortem, seguramente para confirmar esta, y la muerte era fruto de múltiples heridas en la cabeza. Esto implicaría que en algún momento perdió su casco, algo bastante inusual; por otra parte aunque rodeado encima del caballo es difícil arremeter mortalmente contra la cabeza; así que es plausible que en la lucha tiraran Ricardo del caballo y este perdiera su casco siendo rematado desguarnecido en el suelo.

Curiosamente Shakespeare pudo haber acertado con el rey en el suelo, aunque dudo que le diera tiempo de pedir un nuevo caballo.