La organización argentina de derechos humanos conocida como Abuelas de Plaza de Mayo informó este 24 de enero sobre el fallecimiento a los 97 años de Schejne María Laskier de Rus, conocida como Sara Rus. La activista, nacida en la ciudad polaca de Lodz, sobrevivió a los horrores del campo de concentración de Auschwitz y se unió al grupo de mujeres que marchaba alrededor de Plaza de Mayo, en Buenos Aires, tras la desaparición de su hijo Daniel.

Fue una incansable luchadora por los derechos humanos

En el comunicado publicado por las Abuelas de Plaza de Mayo en la red social X se destaca la dimensión de Sara Rus como luchadora por los derechos humanos.

De manera particular se exalta su legado a partir de los 1976, cuando se instauró la dictadura cívico-militar en la nación latinoamericana.

“Hasta siempre compañera, seguiremos haciendo memoria para que los crímenes contra la humanidad cesen”, se puede leer en el referido texto.

Un merecido tributo a su memoria

En este punto trascendió además el mensaje difundido por el diputado y activista de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, quien lamentó el fallecimiento.

En su escrito, Pietragalla envió sus condolencias a familiares y amigos y recordó a Sara Rus como una incansable luchadora por la verdad y la justicia.

Por su parte, la organización no gubernamental Hijos Capital expresó su pesar por la partida física de Sara Rus.

La entidad reafirmó su solidaridad con la familia de la activista.

Otra de las personalidades que se pronunció al respecto fue la escritora y psicóloga Diana Wang, amiga de Sara Rus.

En un emotivo escrito, la autora del libro 'Los niños escondidos: del Holocausto a Buenos Aires', expresó su tristeza al conocer la noticia y evocó el optimismo que siempre caracterizó a Rus.

"Su voz, su palabra, su memoria y más que nada su presencia quedan guardados en cada uno de nosotros. Otra estrella que se apaga, la lloramos con dolor", sentenció la prestigiosa intelectual acerca de la impronta de Sara Rus.

Sara Rus fue una luchadora

Sara Rus nació en 1927 en Lodz, en el seno de una familia judía polaca. Con solo 12 años, ya en plena Segunda Guerra Mundial, Sara vivió en carne propia la dura realidad de la vida en un gueto, después que los alemanes ocuparan Polonia.

A los 14 años, Sara Rus fue llevada en el campo de concentración de Auschwitz.

Rus sufrió por los horrores vividos en el centro de exterminio, llegando a perder a su padre en las cámaras de gas.

En 1948, logró llegar ilegalmente a Argentina junto a su esposo Bernardo. Con la ayuda de un tío, su marido pudo comenzar a trabajar y en 1950 tienen a su primer hijo, Daniel.

Una nueva y triste etapa

En 1976, después del ascenso de los militares al poder, Sara Rus, vivió otro terrible capítulo cuando su hijo Daniel, un talentoso físico nuclear, fue secuestrado y posteriormente desaparecido por la dictadura.

En 1978, tras un extenso e infructuoso período de búsqueda, comenzó a participar todos los jueves en la marcha de las Madres de Plaza de Mayo para exigir justicia y la devolución de los hijos desaparecidos.