Se podría decir que el origen del talibán se remonta a los primeros años de la intervención soviética que comenzó en el 1979 a favor del gobierno de la República Democrática de Afganistán, durante un período de inestabilidad debido al cada vez exponencialmente mayor conflicto entre las fuerzas de los Muyahidines musulmanes y gubernamentales.

El conflicto comienza con la Guerra Fría

Durante la invasión, en la operación conocida como Tormenta 333 los Spetnaz soviéticos asesinan a Hafizullah Amin junto a 200 de sus guardaespaldas y capturan a otros 1.700.

Luego del asesinato del antiguo presidente, Babrak Karma asume el gobierno. Babrak prometió la creación de una nueva una constitución que incluía el establecimiento de mecanismos democráticos, elecciones libres y la legalización de los partidos políticos de la oposición.

Mientras esto ocurría, los Estados Unidos y Pakistán, preocupados por lo que significaría una solidificación del poder del gobierno socialista afgano, comenzaron con lo que se conoce hoy en día como Operación Ciclón, que consistía en mandar armamento a las guerrillas islámicas que ahora se estaban enfrentando a las fuerzas gubernamentales y sus aliados rusos.

El nacimiento de los talibanes aparecen tras la retirada soviética y la entrada en juego de EEUU

Los talibanes, conformados por miembros de diferentes guerrillas, aparecen en escena por primera vez en el año 1994 en la ciudad de Kandahar, cinco años después de la retirada soviética y dos años después del colapso del gobierno socialista.

Su líder, Mohammed Omar, había prometido en medio de un periodo de inestabilidad causado por la guerra civil entre las diferentes facciones de Muyahidines, un gobierno islámico estable que detendría la carnicería entre hermanos. A partir de este momento el Talibán se convertiría en una fuerza temible y con cada día que pasara ganaría más influencia, hasta que en el año 1996 conquista la capital de Kabul y establece el Emirato Islámico de Afganistán, colocando a Omar a la cabeza con el título de Príncipe de los Creyentes.

Su liderazgo duraría hasta 2001, ya que luego de una acusación de cooperación entre los líderes de Al-Qaeda y el Talibán, los Estados Unidos, que hace poco tiempo habían sufrido el atentado de las torres gemelas, responderían con una invasión militar, destruyendo al Emirato y poniendo en su lugar al Estado Islámico de Afganistán, una república presidencialista que tendría que lidiar con los vestigios de las facciones radicales.

En la actualidad, la situación de Afganistán está lejos de solucionarse

Afganistán se encuentra en guerra desde hace 41 años y a pesar de que el Talibán ya no tenga el mismo poder que durante 2001, 18 años después está con la influencia y la capacidad suficiente como para continuar siendo uno de los beligerantes claves del conflicto.

La administración de Donald Trump inició, debido a su promesa de retirar a las tropas de la nación montañosa, charlas de paz con los líderes de la agrupación musulmana y el gobierno de Ashraf Ghani. Lo que parecía ser que iba a resultar un respiro para detener tanto baño de sangre resultó ser una falsa alarma y la administración de Trump, en respuesta al asesinato de un soldado estadounidense, abandonó la mesa de negociaciones.

Ante estos acontecimientos Zabihullah Mujahid, uno de los voceros del Talibán dijo: "Teníamos dos formas de acabar con la ocupación en Afganistán, una era la yihad y la lucha, la otra eran las charlas y las negociaciones. Si lo que Trump desea es detener las negociaciones, tomaremos la primer alternativa y en poco tiempo se arrepentirán".

El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, pidió que el Talibán firme un alto al fuego para detener el creciente numero de víctimas civiles.

El pasado 28 de septiembre se celebraron las elecciones presidenciales, las cuales en medio del terror y de la inseguridad solo contaron con la asistencia electoral del 35% de los votantes registrados. Estas elecciones darán a conocer sus resultados el día 17 de octubre. Durante ese día de elecciones se contabilizó un número de muertos que consistía en 40 miembros de las fuerzas de seguridad y 150 civiles. El gobierno que resulte electo tendrá que hacerse cargo de los serios problemas que provocan desde hace décadas una inestabilidad gigantesca en el país.

El Talibán, fanatizado y radicalizado por sus años de lucha, no parece tener intención alguna de detenerse, continúa diariamente sus ataques contra el gobierno como también contra otras facciones extremistas. ¿Será el nuevo gobierno capaz de traer la paz o será derrotado por un renacido Emirato Islámico? La sombra del desconcierto recubre a toda la nación.