El rescatista español Fernando Raigal cuenta su experiencia en el histórico rescate de los 12 niños y su entrenador de fútbol que permanecieron atrapado en una cueva en Tailandia. Fueron muchos los factores y las personas que se combinaron para tener éxito en este histórico rescate. Profesionales en el buceo, médicos de comprobada experiencia y psicólogos para poder predecir el comportamiento de los menores.
Fernando Raigal se ofrece como voluntario
Raigal recibió una llamada el domingo en la noche, y el lunes en la mañana ya estaba participando activamente en las labores de rescate.
El primer paso era hallar al grupo de niños y su entrenador, mientras varios buzos emprendían la ardua tarea, otro grupo incluyendo a Raigal, organizaban indumentarias y suministros para el rescate. En medio de los preparativos y planificación para comenzar el rescate, Fernando Raigal cumplió sus 33 años de edad. Aprendió a bucear con el ejercito especializándose en tareas de alta mar.
Algunos niños salieron sedados
Fernando Raigal manifestó que desde que se unió al grupo de rescate, todos se mentalizaron en sacarlos de la cueva sanos y salvos, y que el trabajo fue arduo ya que el viaje de ida hasta la ubicación de los niños era de 5 horas. Luego de tener la ubicación exacta comenzaron a planificar el rescate, y al decidir que los sacarían buceando comenzaron las labores de extracción.
Raigal dijo en una entrevista que algunos de los niños eran muy pequeños y tuvieron que sacarlos sedados, pero el consuelo de los buzos era escuchar su respiración, eso los reconfortaba y los animaba a seguir en las tareas de rescate.
Luego de sacar a todos los niños y su entrenador, la alegría y la satisfacción fue grande entre el grupo de buzos y rescatistas.
Cada vez que salía un grupo de niños a salvo, era una gran celebración.
Ahora toca celebrar
El jefe del equipo tailandes de buzos y rescatistas instó a los niños a aprovechar sus vidas al máximo. De igual manera se dieron a conocer las primeras imágenes de los niños en el hospital, donde estarán recluidos por una semana para seguir de cerca su salud y suministrarles tratamiento.
El haber permanecido por dos semanas en la cueva con poca iluminación hizo que los niños utilizaran gafas de sol para que su vista no se viera afectada.
Pronto se espera que los niños sean dados de alta y regresen a sus hogares junto a su familia, para contar personalmente la experiencia que cambió sus vidas.