El presidente Donald Trump hará historia el 12 de junio en Singapur cuando se reúna como el primer presidente estadounidense que se reúne con un líder norcoreano para hablar de la paz y la desnuclearización.

Mientras el secretario de Estado, Mike Pompeo, hace viajes para investigar la disposición de Corea del Norte a llevar a cabo la desnuclearización, algo que prometió y renegó en múltiples ocasiones en el pasado, la postura de Trump sobre Pyongyang podría ser muy dura.

¿Qué ocurrirá en la cumbre?

Pompeo ha exigido la "desnuclearización completa, verificable e irreversible" de Corea del Norte antes de que Estados Unidos ofrezca una reducción de las sanciones económicas a Pyongyang.

Hasta el momento, Corea del Norte parece ser receptiva a estas solicitudes, pero los expertos siguen siendo estando muy dudosos.

Lo que parece más probable es que Kim y Trump participen en una sesión de fotos con apretones de manos y palabras amables. En ese escenario, los Estados Unidos aceptarían una mezcla de medias tintas para reducir lentamente los programas nucleares de Corea del Norte al tiempo que se les otorgaría al régimen de Kim Jong-un un alivio de sanciones.

Grandes expectativas, consecuencias extremas

Un elemento importante del pivote de Kim hacia la diplomacia parece estar influyendo en la opinión pública. Mientras tanto, la administración de Trump también elogia sus logros en Corea del Norte como evidencia de los éxitos de su presidencia.

Pero ambas partes llegan a las conversaciones con expectativas aparentemente imposibles. Aparentemente, Corea del Norte no pregunta prácticamente nada de Estados Unidos, mientras que Estados Unidos le pide a Corea del Norte que se desarme por completo e inmediatamente.

Estados Unidos quiere que Corea del Norte deponga las armas antes de que un centavo de los Estados Unidos se dirija a Pyongyang, y Kim quiere que las tensiones internacionales de Estados Unidos se descongelen para poner en marcha su estancada economía.

Ambas partes quieren que sus objetivos se cumplan rápido, y solo una parte puede salirse con la suya.

La estrategia de Kim Jong-un

La estrategia de Kim es inteligente, esto por las vagas promesas de desnuclearización de Corea del Norte. Pero, si Kim sale de la cumbre diciendo que Trump arruinó el trato, entonces la temperatura en la península coreana aumenta en gran medida.

Si ambas partes entran con expectativas defectuosas para la cumbre, como parece según las declaraciones públicas expuestas, las conversaciones podrían terminar muy mal.

El peor escenario para las conversaciones sería que Estados Unidos y Pyongyang salgan de la cumbre enojados, con expectativas deflactadas, y entonces no hay lugar donde ir, no hay más diplomacia.