En Ecuador existen 882 denuncias de abusos sexuales en escuelas, de estas 561 (63%) fueron en centros escolares en los últimos 3 años. Aunque se estipula que esta cifra podría aumentar mientras poco a poco las víctimas van rompiendo el silencio y se atreven a denunciar.
No hay diferencia en escuelas públicas, privadas y hasta institutos de baile son escenarios donde los niños en este país sudamericano viven violencia sexual. Poco a poco las denuncias se han ido juntado y todas tienen algo en común: el silencio de una sociedad cómplice de estos delitos.
La primera denuncia pública
El caso “El Principito” como se denominó en los medios se dio a conocer luego de quien cometió el crimen pudiera apelar su sentencia de 22 años por abuso sexual, lo que sorprendió fue que su abogado defensor mantenía vínculos con el gobierno anterior.
Este caso sucedió a en el 2015 y se mantuvo en silencio por casi dos años para proteger el buen nombre de la institución donde la víctima estudiaba, dado que era un colegio de alto prestigio en el país donde habían estudiado los hijos del ex mandatario Rafael Correa y donde su esposa era docente.
Pese a la denuncia este profesor de natación quien agredió sexualmente a un niño de 5 años no fue retirado de la institución sino apartado de la docencia y puesto en labores administrativos del plantel educativo.
El 25 de octubre del 2017 se dictó prisión preventiva pues el acusado no cumplió con lo establecido por la ley de presentarse periódicamente ante las autoridades competentes.
Existe una sanción, existe un acusado y una sola víctima pero hasta el momento no existe justicia.
Caso AAMPETRA
El caso más conocido de violencia sexual en un colegio de la capital ecuatoriana fue llevado a la luz por el Colectivo feminista “Sentimos diversos” en la publicación La Herida Oculta que se regó con mucha facilidad por redes sociales llegando a escandalizar de la crueldad que vivieron 41 niños y niñas en un aula del colegio Academia Aeronáutica Mayor Pedro Traversari (AAMPETRA).
En el texto se cuenta como un curso completo vivió por 11 meses el abuso sexual por parte de José Luis Negrete Arias, un docente que no contaba con título universitario ni con experiencia para ejercer la docencia, esto sucedió en Quito, Ecuador desde el año 2010 al 2011.
En este caso se tuvo que esperar 7 años para que llegara la justicia, en 2015 Negrete fue capturado y su juicio comenzó en 2016 solo 6 de los 41 estudiantes abusados hablaron en el juicio que bastó para condenar a 16 años de prisión al agresor.
Más casos en el país
Cada día son más el número de casos nuevos presentados en todo el país desde las anteriores denuncias, 84 en Quito, 14 en Manabí, 11 en Guayaquil, 14 en El Oro; las imputaciones obligan a investigar a las autoridades a quienes están detrás de la docencia en Ecuador.
Entre el 2010 al 2012 se presentaron 84 casos de delitos sexuales en el ámbito educativo y se ejecutaron solo 57 sentencias.
La UNICEF en su informe “Ocultos a plena luz” hace un llamado de atención a Ecuador por la violencia sexual que existe en contra de sus niños.
El silencio es colectivo
Augusto Espinoza, ex ministro de educación durante el periodo 2014-2016 y actual asambleísta de Alianza País declaró frente a la comisión AAMPETRA que cuando llegó al ministerio había un promedio de 100 casos de abuso sexual por año en las escuelas del país.
También señaló que hizo todo para disminuir ese número con un programa de prevención que para muchos colectivos no quedó más allá del papel, además informó que se detectaron 382 casos de violencia sexual en el sistema escolar. De ellos, 154 (44%) fueron resueltos.
Para organizaciones como “Rescate Escolar” y “Sentimos diverso” el silencio es el principal aliado de que estos casos no lleguen a juicio. Romper el silencio de la sociedad puede llevar a una escuela libre de cicatrices. También es necesario que no se salvaguarde el nombre de las instituciones pues esto lleva a causar un mayor daño a quienes sufren este delito y son minimizados o en muchos casos hasta culpados.